El fotógrafo Enrique Carrazoni inaugura exposición en Galería Marmurán

La Galería de Arte Marmurán, calle Castellanos, 37 de Alcázar de San Juan, acoge del 7 de septiembre al 16 de octubre, la exposición del fotógrafo Enrique Carrazoni (Alcázar de San Juan, 1948), un artista reconocido internacionalmente por su fotografía y con una amplia trayectoria, desde trabajar con el arquitecto más premiado y admirado del planeta Norman Foster o el español Santiago Calatrava.

La inauguración tendrá lugar el día 7 de septiembre, a las 20,30 horas.

Durante algunos años, Enrique Carrazoni formo parte del "Equipo realidad" con Jorge Ballester. En 1991 obtiene el primer premio de fotografía en la Feria Internacional de Bilbao. Su obra está presente en colecciones públicas y privadas, como el IVAM de Valencia, Fundación IPEC, Fundación DKV, etc. Desde los años 70 no expone en Alcázar de San Juan. En esta exposición nos muestra sus últimos trabajos de 2018 a 2021 una serie de desnudos femeninos  que no dejará indiferente a nadie por su buen saber hacer. Son en total 10 obras las presentadas en dicha exposición, algunas en gran formato. Manuel Sevilla Licenciada en Historia del Arte y comisaria de la exposición, escribe en el catálogo:

PLANETA-CUERPO

Carrazoni escultor de la luz y el vacío.                                                                

Saint-Exupéry dijo: “lo esencial es invisible a los ojos”  y lo cierto es que la luz es mucho mas de lo que vemos, es sobre todo un vehículo de información. Es la que permite observarnos, convivir y comunicarnos, también la que nos posibilita ver más allá de nosotros mismos.

Una vez presentadas por Man Ray (1890-1976) sus fotografías sobre el cuerpo todo cambió, tanto para la manipulación fotográfica dada la gran variedad de técnicas que utilizó, como por su visión experimental y poética del desnudo hasta ese momento. Creó imágenes icónicas y elevó la fotografía a la categoría de arte. Sensualidad corpórea de lo femenino y posiciones forzadas que a finales de los 70  estaban comenzando a ser exploradas. Se puede decir que la fragmentación fotográfica del desnudo humano, al menos en términos de genuina práctica estética, es esencialmente un fenómeno del siglo XX.

Pero  en  ese momento algo más emocionante estaba sucediendo relacionado con la  fotografía; el 26 de diciembre de 1968 llegaron las primeras fotos de la Tierra tomadas desde la Luna y el hombre pudo verse en el espejo global, constatando así lo pequeño que era en relación al Universo.

Las imágenes y  los  sonidos experimentales miraban a la Luna, incluso a esa cara oculta que no se dejaba ver. El álbum musical The Dark Side of the Moon de Pink Floyd fue lanzado en 1973 y se estima se vendieron más de 50 millones de copias. La portada del álbum nos referencia a la luz y la fotografía; sobre un fondo negro un halo blanco en descomposición en todo su espectro de color atraviesa un prisma, dando por hecho que todos los cuerpos vienen de la oscuridad.

Las fotografías de Carrazoni se alimentan de esta época y no debe ser entendida solamente como constatación de una experiencia o simple evidencia, sino como un campo de experimentación y equilibrio entre la luz y su ausencia. 

Su obra presenta toda una serie de miradas sobre determinadas partes concretas del cuerpo, con un peso y corporeidad que en su conjunto van definiendo una mirada planetaria. Debemos tener en cuenta que las experiencias cotidianas siempre han alimentado la imaginación teórica y que nuestras interrogaciones se nutren siempre de lo que nos acontece, incluso de forma involuntaria.

Hemos visto el cielo durante milenios y hemos querido responder a preguntas como ¿qué lugar ocupamos en el universo? ¿ cuál es su forma? ¿qué contiene? ¿cómo se originó? ¿cómo va a evolucionar?. Y detrás de todas ellas una muy importante para un fotógrafo como es ¿Cuál es el límite de lo que somos capaces de observar?. A veces a través del arte todas estas preguntas se han ido desgranando de forma inconsciente para llegar a averiguar cuál es nuestro papel en el universo. Somos cuerpos y somos conocimiento, somos luz y sombra unidos.

Conforme avanzamos  hemos ido delimitando conceptos, a modo de pequeños gestos como  pueda ser el de fotografiar lo corpóreo. Porque la fotografía  se mueve  en ese campo de experimentación de luces del microcosmos al macrocosmos, y los propios avances tecnológicos continuos que nos envuelven, queramos o no, siempre van paralelos al arte, independientemente de las herramientas, soportes y materiales utilizados por los artistas.

Todo es más complejo de lo que aparenta y por ello a veces también es lógico que todo nos sugiera cierto simbolismo con el paisaje, la propia naturaleza o la arquitectura por el desarrollo de un trabajo profesional; Carrazoni nos lleva también a imaginar cuerpos-paisaje por haber estado muy centrado en la arquitectura, al haber trabajado para Norman Foster o Santiago Calatrava.

Sus cuerpos fragmentados son de una enorme belleza, la mayor parte de las veces  en diálogo insinuando un todo a través de las partes, tal como percibimos el universo, averiguando el concepto del Cosmos a través del arte y sobre todo el espacio que ocupamos en él.  A veces no saber en una primera mirada con seguridad de qué parte del mismo se trata, éste se convierte en todo un campo de experimentación abstracta para quienes lo observan, provocándoles proyectarse en su propia singularidad y experiencia personales. Aunque Carrazoni no busque  la duda absoluta sino relativa, dejando entrever lo representado al remarcarlo con un foco ampliado y acentuado, lo cierto es que nos permite acceder a todo un paisaje de imperfecciones extremadamente bellas.

Con una mirada que denota una pasión por la abstracción, el diseño y con la necesidad inconsciente de ampliar y transformar por motivaciones tanto estéticas como científicas, estudia superficies corporales en blanco y negro y elimina lo que no quiere mostrar.

La duda en la realidad fotográfica del cuerpo, es erótica; la propia piel y las formas más inauditas e imaginables posibles aportan todo un universo, para ofrecernos un potencial infinito que responda a múltiples interrogaciones percibidas.

Otro de los referentes que puede haber sido fundamental para el desarrollo de este proyecto que no quiero dejar de mencionar, es la obra de Bill Brandt, aprendiz en el estudio de Man Ray, por tener series fotográficas de desnudos femeninos que le hicieron sobresalir como fotógrafo a finales de los 70 donde ya muestra cuerpos distorsionados concentrados a veces en un solo detalle.

Al utilizar siempre primeros planos hay un exquisito tratamiento de la luz, de la que curiosamente la física en estos momentos nos habla y profundiza para comunicarnos que somos esencialmente vacío, y que el universo está reflejado en cada una de nuestras células.

Carrazoni da un paso más en esta abstracción y nos muestra todo un micro-mundo, el de nuestra propia piel, esa que separa nuestras células del resto del universo con el que continuamente interactuamos.

Su cámara no solo registra sino que trasciende lo registrado y son esas mismas sugerencias las que nos llevamos en nuestra contemplación, asemejando su trabajo al de un escultor de la mirada, jugando con los cuerpos y las luces sacándolos de las sombras cada vez de forma diferente. Al jugar con la luz, los recortes y los encuadres, ejercita en nosotros un  deleite de una experiencia fotográfica única y diferente.

Manuela Sevilla

Licenciada en Historia del Arte

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