La muerte del amigo bueno

Muchas gracias, José Luis

Por Antonio Leal Giménez y Francisco Martín Micó

Al igual que se hacía en pleno Siglo de Oro cuando terminaba una obra en el Corral de Comedias, donde un grupo de personas se reunían en una taberna para hablar sobre los elementos teatrales que intervienen, el diálogo, los personajes, etc… en pleno siglo XX, nuestro «Míster», José Luis Baquero Alhambra, nos reunía en la Bodega de Augusto cuando finalizábamos un partido de baloncesto y nos comentaba algunas fases del desarrollo del mismo referidas a cómo mejorar los espacios para conseguir un mejor tiro, dosificar la velocidad, parar los contraataques, etc. Siempre terminaba diciéndonos: «Somos un equipo que podemos jugar muchísimo mejor de cómo lo hicimos hoy». ¡Hay que trabajar más!

    En la actualidad y desde hace tiempo, cada viernes, a la una de la tarde, volvemos a reunirnos en la Bodega de Augusto, con nuestro «Míster» José Luis Baquero, el grupo de amigos, exjugadores de baloncesto, formados bajo su dirección en la desaparecida Balmes, hoy Colegio de la Santísima Trinidad, que residen en Alcázar de San Juan: Manuel Mazuecos (Fue llamado por el Real Madrid para hacerle una prueba en el Frontón Vista Alegre), Juan Peñuela (Tres veces Campeón de España en categoría juvenil. Declinó la llamada de Antonio Díaz Miguel para la selección por no abandonar sus estudios), José María Valverde (Jugó en equipos de élite de la desaparecido Primera División B), Germán López (Seleccionador de diversas categoría de la Federación de baloncesto de Castilla La Mancha), Jesús Barrilero (Declarado «mejor alero de la fase de ascenso), y ocasionalmente algunos de los que residimos alejados de nuestro lugar de nacimiento-, Antonio Peñuela (Tres veces campeón de España en categoría juvenil), Francisco Martín Micó (Presidente de la Federación Gallega de baloncesto) y Antonio Leal (apasionado por este deporte). Asistimos dispuestos a intercambiar ideas, sensaciones, criterios  y hacemos charlas que resultan amenas y  tolerantes, donde nuestra  meta es establecer un diálogo en el que priman, los recuerdos, el buen humor y el respeto.  Al final entre todos conseguimos pasar una hora entrañable y divertida.

    Hace unas dos semanas nuestro querido «Míster» dormía para siempre en el Camposanto de nuestra ciudad. Tan solo unos días antes, a las ocho de la tarde de un lluvioso miércoles Jesús Barrilero, me comunica que a nuestro querido «Míster», José Luis, le quedan pocas horas de vida. En unos momentos mi voz trata de generar ondas sonoras a través del móvil buscando a mi amigo Paquito Martín Micó, que se encuentra a mil cuatrocientos kilómetros y observo que, después de intercambiar unas palabras, sentimos el silencio y un gran vacío. Ninguno de los dos pudimos conciliar el sueño la noche de ayer, envueltos en una conmoción profunda llena de recuerdos.  El jueves 22 de noviembre, recibimos la noticia del fatal desenlace a través de muchos amigos alcazareños.


    José Luis ha sido un hombre bueno que con su conducta y ejemplo, ha conseguido que cientos de jóvenes, amantes del baloncesto, hayamos intentado a lo largo de nuestra vida seguir sus consejos. Persona entrañable, desinteresada, nos enseñó a ser perseverantes, siempre nos decía que «todo lleva su tiempo y que los triunfos no se conseguían de forma rápida». Nos despertaba una gran ilusión en cada entrenamiento, que solían realizarse a las ocho de la mañana en pleno invierno, a pesar de no disponer de vestuarios con duchas de agua caliente. A su finalización él se iba directamente a trabajar al Banco Popular Español y nosotros a comenzar nuestra jornada académica. Nos transmitió una confianza espectacular, haciéndonos disciplinados y muy comprometidos con temas solidarios. Aprendimos a saber adaptarnos a situación difíciles y sacar el mejor provecho de ello. Gran comunicador, que de forma simple, clara y concisa nos hacía llegar sus ideas relacionadas con  las técnicas deportivas que debíamos aprender. Con José Luis conseguimos los mayores éxitos baloncestísticos de todos los tiempos vividos en Alcázar de San Juan, «casi vimos el cielo, donde te encuentras ahora»,  y aprendimos a ser mejores personas.


    Han pasado cincuenta años y siempre ha estado cerca de todos nosotros, siempre nos ha acogido con una gratificante sonrisa. Esta mañana mientras visionaba recuerdos fotográficos conversaba con Paco y no dejábamos de pensar ni un minuto en José Luis, y lo que ha significado en nuestras vidas.
Por unas horas, no podemos, como nos hubiera gustado, e incluso ya lo teníamos programado, acompañarte, «Míster» para decirte un último adiós- demasiados kilómetros de distancia para llegar a tiempo-  Ahora que  ya no estás, nos queda tu recuerdo. Tenemos la seguridad de que nos durará  durante mucho tiempo. Nuestro pequeño mundo va poco a poco desplomándose y dejando un gran vacío en nuestras vidas. Alcázar de San Juan, ejemplo de ciudad deportiva, te debe un homenaje de reconocimiento a tu trabajo como entrenador referente de baloncesto en toda nuestra comunidad autónoma de Castilla- La Mancha.


Hoy, viernes 30 de noviembre, volveremos a nuestra habitual tertulia en la Bodega, de Augusto, aunque antes pasaremos por el Colegio y en el  campo de baloncesto, en el que tantos éxitos deportivos nos hizo alcanzar, nos situaremos en aquella canasta nefasta en la que los hermanos filipinos del C.B. San Fernando, en nuestra segunda vez que jugamos una fase de ascenso a primera división, rompieron todas nuestra ilusiones, a base de encestar una y otra vez, desde el centro del campo, consiguiendo romper el marcador y lo que era más importante: nuestras ilusiones. Miraremos al banquillo para verte y escuchar, por última vez, tus acertadas recomendaciones.

    José Luís, nuestro «Míster» será el protagonista principal- siempre lo fue-, en torno a esa mesa situada a la entrada de la bodega, lejos del mostrador, en la que su silla estará ocupada por él mismo y le rodearemos tal como él quería. Hoy nos invita Augusto en su memoria. Ahora elevo mi vaso con nuestro buen vino manchego y tú José Luis y todos vosotros elevarlos conmigo.


    
    Muchas gracias José Luis de todo corazón por lo que has aportado a nuestras vidas y nuestro sentir a toda la familia.