Migueletes de todas las edades y visitantes han vuelto esta mañana a reunirse junto a los arcos del parque en Miguel Esteban, debajo de la estatua de la vendimiadora, para presenciar o bailar en el corro de la jota pujada, esencia del Carnaval miguelete. Una actividad muy esperada por vecinos y turistas - y más después de un año de paréntesis por la pandemia-, que sin duda constituye el elemento más singular y diferenciador de estas fiestas.
Como marca la tradición, los encargados de inaugurar el ‘corro’ han sido los Capitanes, representados este año de manera institucional por tres concejales: la concejala de Festejos y Tradiciones, Mari Nieves Patiño; la concejala de Cultura, Esperanza Ramírez; y el concejal de Hacienda y Empleo, Marcelino Casas. Junto a ellos, el alcalde, Pedro Casas, quien también ha formado parte de las dos primeras parejas de baile, después de que los tres capitanes "le diesen a la bandera", realizando movimientos con la bandera de España al ritmo de los compases de la Banda Municipal de Música. Las concejalas lo han hecho al compás de una melodía y el concejal bajo el redoble de un tambor, otro de los distintivos de esta tradición ancestral.
Tras bailar la primera jota acompañados por el alcalde de Miguel Esteban, los capitanes han cedido el testigo a diferentes grupos de cuatro personas quienes, en familia o con amigos, han ido pujando (todavía en pesetas) para poder bailar en el centro del corro la ‘jota migueleta’ o la denominada ‘jota campesina’, en función de la cantidad de la puja.
El alcalde, Pedro Casas, ha recordado que “es una fiesta muy tradicional y muy querida en Miguel Esteban” además de ser un elemento diferenciador del carnaval miguelete y ha apuntado que “queremos seguir pujando por esta tradición centenaria que es todo un emblema”. Además, ha recalcado que “la Jota Pujada es el alma y la vida de nuestro carnaval, la gente lo siente y lo vive” y desde el ayuntamiento se quiere ensalzar y poner en valor este bien cultural.
En este sentido, ha señalado que se sigue trabajando para promocionar esta fiesta, recopilando fotografías antiguas con el fin de formar una fototeca y dando los primeros pasos para crear el Museo de la Jota Pujada. “Queremos que se reconozca como Fiesta de Interés Turístico Regional porque todos los migueletes y nuestros antepasados los merecemos”, aseguraba Casas.
Por su parte, la concejal de Festejos, Mari Nieves Patiño, ha recordado que “carnavales hay muchos, muy importantes y muy bonitos, pero el Carnaval de la Jota Pujada sólo está en Miguel Esteban” y ha confesado que “es todo un orgullo haber programado el carnaval y al mismo tiempo participar como Capitana”.
Asimismo, el concejal de Hacienda y Capitán 2022, Marcelino Casas ha confesado vivir este momento “con mucha ilusión y muy contentos” y ha deseado “que haya muchas pujas”. Por último, la concejal de Cultura y Capitana, Esperanza Ramírez, ha apuntado que “todos estábamos deseando que este carnaval se pudiera celebrar y que los migueletes pudieran disfrutar de esta fiesta tan importante en Miguel Esteban”.
LA BANDA Y EL ANIMERO
El dinero recaudado con las pujas, que antiguamente se destinaba a costear misas para las ánimas, se entrega a la Banda Municipal de Música, que también tiene un papel importante dentro de esta fiesta, acompañando a los Capitanes y participando en todos los ‘corros’ interpretando esa pegadiza melodía que resuena en los corazones de todos los migueletes y que llama la atención de quienes visitan el municipio estos días.
Además, desde el último año, también son miembros de la Banda de Música quienes ejercen de ‘animero’, otra figura destacada de esta fiesta por ser quien se encarga de animar a la gente para que puje y de controlar quién baila en cada momento en función de lo que se pague. Eugenio Caravaca y Miguel Ángel Martínez han sido los encargados de animar las pujas.
El ’corro’ de la Jota Pujada se repite hasta en cuatro ocasiones durante todo el fin de semana, aunque este año se ha suprimido el corro del sábado, concentrándose sólo en el domingo y en el viernes, día en que son los más pequeños quienes protagonizan esta fiesta bailando en el corro, aunque en este caso, sin pujar y únicamente para mantener viva esta tradición.
