La distancia genera el silencio y del silencio nace el olvido de hechos, cosas y personas, como es el caso de este alcazareño mundialmente conocido en un arte tan poco común como es el de Luthier guitarrero y uno de los creadores de la guitarra moderna. Olvidado en su tierra, pero muy presente en la élite española y europea de entre los que profesionalmente se dedican o dedicaron a la guitarra clásica, incluidos grandes maestros de renombre mundial, solistas o como miembros de las más grandes orquestas europeas y americanas. Gracias a “El semanal”, que pone los focos, intentaremos iluminar el inmerecido ostracismo en el que cayó, no sabemos cuándo, este ilustre paisano.
Foto de Vicente Arias publicada en “Vida Manchega” n.º 95.
Necrológica del 29 de enero de 1914, a los 9 días de su muerte.
Vicente Arias nace en Alcázar de San Juan el 27 de octubre de 1833, y muere en Madrid el 20 de enero de 1914. Era hijo de Juan Arias, del que también se sabe que era molinero, y de Bernabea Castellanos. Fue el mayor de seis hermanos. No asistió a la escuela durante su infancia con mucha frecuencia, lo cual se puede deducir por la letra y caligrafía en el intercambio epistolar (cartas) con el gran maestro Luthier madrileño Ramírez I (saga de maestros, por ello lo de primero) que lo ponen de manifiesto. No se le conoce maestro iniciático alguno. Conocimientos dispersos, trabajo y mucho ingenio forman a un espíritu que ya nació con esas habilidades y arte. En una de esas cartas pedía a Ramírez I nácar para una guitarra que le habían encargado desde Alemania. Igualmente se las solicitaban desde Inglaterra.
Parece que la familia, teniendo Vicente ya 18 años, tras un breve paso por Daimiel, recaló al fin en Ciudad Real en 1850. Su padre falleció y su madre pasó a regentar un estanco en la calle Arcos. Vicente tenía que buscarse el sustento y ya en Ciudad Real, aprende ebanistería con una habilidad poco habitual y abre un taller en la calle Paloma 12. Pronto adquiere gran prestigio en su oficio y en el ámbito de la delicadeza en madera, además de su taller, ayuda en el taller del guitarrero Juan Vicente Ruiz, en la calle Arcos, misma calle del estanco materno. Es aquí, con Juan Vicente Ruíz donde comienza la fabricación de guitarras hasta que se independiza y empieza a fabricarlas en solitario, como lo demuestran las etiquetas de algunos de sus ejemplares; las cuales tomó por costumbre poner en el fondo del cuerpo de la guitarra, visibles a través de la roseta.
Etiquetas que Vicente Arias colocaba en el fondo de la guitarra
y eran visibles desde fuera a través de la roseta
Entre 1878 y 1879, el ya conocido guitarrista y compositor Francisco Tárrega encargó a Arias una guitarra de tamaño más pequeño que el canon normal para que se pudiera adaptar mejor a sus características físicas y artísticas y fuera más transportable en sus viajes permitiéndole ensayar con instrumental de menor volumen; el resultado fue tan satisfactorio que desde entonces fabricó ese nuevo tamaño estándar y creó escuela (al compaginar adecuadamente tamaño, calidad de materiales y profundidad de la caja de resonancia). En el año 1889 aún seguía en su taller de la calle Paloma de Ciudad Real, y al año siguiente rechaza el encargo de tres guitarras de un inglés cuyo destino era Alemania. No es porque ya estuviera en la cumbre y se pudiera permitir escoger clientela, sino porque tenía la mano dislocada por un accidente durante los carnavales y físicamente no podía con esos trabajos finos.. Lo destacable no es el accidente, sino que las peticiones le llegaban desde lugares remotos de Europa y de concertistas de grandes filarmónicas.
Este ejemplar es de la serie manufacturada en Ciudad Real que son las más buscadas por los coleccionistas
Tras enviudar, bastante tiempo después contrajo segundas nupcias en 1910 con Josefa Puertas de Robles, natural de Lanjarón (Granada), de la que no tuvo descendencia.
En los años 1898 y 1900, después de años de un trabajo ya contrastado y una excelente publicidad y prestigio personal, su nombre comienza a aparecer en las guías comerciales o Anuarios del Comercio Bailly-Baillière (especie de enciclopedia comercial de la época). Aparecía allí como fabricante de guitarras en Ciudad Real. En las ediciones posteriores sigue apareciendo como luthier pero ya con residencia en Madrid, donde trasladó su negocio en 1900, ya que la gran mayoría de sus guitarras las vendía en la capital de reino y debía transportarlas, cosa harto difícil en la época dada la delicadeza de los materiales y el riesgo para la integridad de sus excelentes instrumentos. Instaló su taller en la calle Santa Isabel, 20; y su domicilio particular, en la calle del Álamo, 3, donde vivió hasta su fallecimiento, el 20 de enero de 1914.
Las peculiaridades e innovaciones propias y reconocibles en las guitarras fabricadas por Vicente se pueden resumir en:
1º. El tamaño un poco más pequeño ya comentado (por los excelentes resultados de las fabricadas para el Maestro Tárrega). Para su manufactura y de forma habitual, utilizaba además de una excelente y contrastada técnica, unos inmejorables materiales, cuyas características más representativas eran las siguientes.
2º. Las maderas:
- Tapa: Pino abeto alemán.
- Fondo: Arce o palo santo Brasil.
- Aros: Arce o palo santo Brasil.
- Diapasón: Ébano o Palo Santo 65 cm.
Caja de resonancia parte posterior de una de sus guitarras. Detalle de la madera.
3º. La roseta de marquetería. Los entendidos distinguen fácilmente sus guitarras porque tienen el trabajo de la roseta de marquetería, resultando muy vistoso y complicado. En algunos casos, está compuesto de un mosaico haciendo figuras entrelazadas de diferentes colores, y en ocasiones, con dos filetes negros haciendo ondas que dan como resultado un artístico y muy preciado trabajo muy valorado y buscado por los entendidos.
Imagen de roseta y diapasón de una de las guitarras de Vicente Arias.
Sello de Madrid.
4ª. Las varetas y barras de la tapa armónica. Arias construyó guitarras con un número muy diferente de varetas. Él fue el que introdujo esta innovación. Las tiene de cuatro, de seis y hasta de 11, en forma de abanico. Esta originalidad de Vicente fue copiada después por el resto de luthiers. También llegó a sustituir la central por unas placas finas de madera.
Barras y varetas de la tapa armónica
(imagen didáctica, no de ninguna guitarra de Arias)
En ese reducido mundo de los concertistas de guitarra clásica, las guitarras de Vicente Arias son joyas de muy apreciado valor, como los Stradivarius en el caso de los violines. Las siguientes referencias y comentarios dan fe de ello:
1ª. La concertista bonaerense Dora Dumont presumía de tener una guitarra de Vicente Arias, fechada en Ciudad Real en 1874, de la que decía ser una verdadera joya.
2ª También en la colección del célebre guitarrero madrileño José Ramírez (de la saga de Luthiers de los Ramírez) posee otro ejemplar de este artesano manchego firmado en el mismo lugar y con la misma fecha.
3ª. El coleccionista malagueño Ángel Cañete posee bajo custodia posee una excelente guitarra de Vicente Arias.
4ª. Por último y con más entidad que los anteriores el gran maestro murciano Narciso Yepes era quien más elogiaba la guitarra de Arias que tenía a buen recaudo en su lujosa colección.
5ª Como doble curiosidad, Juan Álvarez (aquel que construyera la guitarra más cara de la historia que la casa de subastas londinense Christie´s sacó a subasta habiendo pertenecido al famoso rockero Eric Clapton. Fabricada por Juan Álvarez se adjudicó en la suma de 253.900 dólares). Bien, pues Juan Álvarez, en su taller madrileño de la calle de San Pedro, también presumía orgulloso de poseer una guitarra fabricada por Arias, en 1903, con una técnica muy característica y, además, especial: La guitarra presenta una tapa armónica formada por tres piezas y sin juntura central, además de tener siete varetas, pero ninguna de ellas en el centro.
A lo largo de su trayectoria recibió muchos e importantes premios y reconocimientos.
Además de aparecer ya como Maestro luthier guitarrero en la famosa guía comercial “Anuarios del Comercio Bailly-Baillière,” aparece también y con grandes alabanzas en el “Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana,” o en “Guitarreros de Madrid. Artesanos de la prima y el bordón,” “Diccionario Universal des Luthiers del francés René Vannes”, Diccionario de Guitarras y Guitarreros” del catalán Domingo Prat Marsal entre otros diccionarios y publicaciones.
Recibió múltiples reconocimientos internacionales, diplomas y medallas en las Exposiciones Universales de Barcelona en 1888 y en la de París en 1900.
Los entendidos distinguen fácilmente sus guitarras porque tienen el trabajo de la roseta de marquetería anteriormente descrito. Las guitarras de Vicente Arias Castellanos son de las más reconocidas y valoradas por los luthiers y coleccionistas de todo el mundo, además de por su esmerado trabajo, por su extraordinaria sonoridad. Todas estas razones, hacen que las guitarras construidas por Vicente Arias que aún existen, alcancen precios verdaderamente astronómicos.
Con toda seguridad se pueden encontrar extraordinarias guitarras firmadas en el interior de la caja, con su nombre, el año de construcción y la localidad en que fue construida, pudiéndose encontrar todavía guitarras en las que figura Ciudad Real como el lugar de fabricación.
Murió en Madrid en 1914, pero sin el reconocimiento de la ciudad que lo vio nacer, mientras el mundo de los luthiers estaba a sus pies. Por curiosidad, aportamos copia de certificado de fallecimiento.
Certificado de defunción de D. Vicente Arias Castellanos
Fallecido a las doce horas y quince minutos del 20 de Enero de 1914, lejos de su pueblo y muy probablemente olvidado, por la ausencia y el silencio. Es posible que quede algún familiar vivo que lea esto y que desee aportar datos para iluminar la oscuridad a la que se vio abocado en la ciudad que le vio nacer, como ocurre con tantos otros. Nosotros hacemos lo que podemos e intentamos que en su pueblo al menos, no se olvide. Fuera no lo han olvidado.
