Fiestas de San Sebastián en El Toboso

El culto al joven soldado romano y mártir San Sebastián es muy antiguo en El Toboso (Toledo) quien es tenido como abogado contra la peste e invocado contra los enemigos de la religión, de ahí que en la tarde noche de la víspera de su fiesta se prenda una enorme hoguera en la explanada de su ermita.

La Parroquia de El Toboso (Toledo) se prepara para vivir la fiesta de San Sebastián que tendrá lugar en su ermita los días 19, 20, 21 y 22 de enero, coincidiendo con los días del Carnaval de la Patria de Dulcinea.

Programa

Así, el viernes 19 a las 20.30h será el prendido de la tradicional hoguera, en la explanada de la ermita que permanecerá abierta para la veneración de la Imagen de San Sebastián y su reliquia. El día sábado 20, a las 12.00 horas del mediodía se celebrará una Misa en el interior de la Ermita a la que seguirá la tradicional procesión con la Imagen del santo por las calles colindantes. El domingo 21, a las 19.30 horas de la tarde se realizará el ofertorio de productos y regalos que más tarde serán pujados y cuya recaudación irá destinada a los fines sociales y caritativos de la Junta de San Sebastián. Y al día siguiente, lunes 22 de enero, se celebrará nuevamente una Misa en el interior de la ermita, aplicada esta vez por los fieles devotos difuntos.

En estos días de Carnaval, además de los actos de culto y devoción, la ermita de San Sebastián de El Toboso se convierte en el punto álgido de todos los desfiles de máscaras, grupos de disfraces, actuaciones de comparsas además de ser un lugar ideal para disfrutar de tradiciones y sabores populares como son el zurra manchego, patatas asadas y roscones del Santo, entre otros.

Vida de San Sebastián

Sebastián, hijo de familia militar y noble, era oriundo de Narbona, pero se había educado en Milán. Llegó a ser capitán de la primera corte de la guardia pretoriana. Era respetado por todos y apreciado por el emperador, que desconocía su cualidad de cristiano. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios idolátricos. Además, como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de Cristo. Esta situación no podía durar mucho, y fue denunciado al emperador Maximino quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el Emperador, lo amenazó de muerte, pero San Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximino, lo condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos que estaban al acecho, se acercaron, y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana, llamada Irene, que lo mantuvo escondido en su casa y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero el santo se negó rotundamente pues su corazón ardoroso del amor de Cristo, impedía que él no continuase anunciando a su Señor. Se presentó con valentía ante el Emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y el santo le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximino mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián.

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