LA TRINI CUMPLE 100 AÑOS: HELIODORO CATALÁN Y JOSÉ LUIS GÓMEZ FUENTES

Centenario colegio trinitario: No sin los seminaristas (tordos)

Si has sido alumno del colegio participa enviando tu felicitación por el Centenario y alguna anécdota o recuerdo a [email protected] y los iremos publicando en elsemanaldelamancha.com. Con tu participación esperamos batir un récord de felicitaciones.

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1973. En el patio. El último, por la izquierda, abajo, es el actual obispo de Madagascar, Gustavo Bombín; trinitario, por supuesto.

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HELIODORO CATALÁN MOGORRÓN (1962)

El Provencio (Cuenca)

Felicitaciones al colegio trinitario de Alcázar de San Juan, 100 años no se cumplen todos los días.

En la actualidad el colegio se ha centrado en exclusiva a la docencia externa, pero hasta no hace muchos años la actividad, diría que fundamental, era la docencia y enseñanza a los alumnos matriculados en lo que era un Seminario Menor Trinitario (de ahí pasábamos a las dependencias del seminario de la Virgen de la Cabeza, Andújar, e incluso a las de Antequera... luego, algunos, ya se iban a Córdoba, a Roma...)

En aquellos años los alumnos del seminario (tordos) nos mezclábamos (más o menos) con los alumnos del externado (grillos), se compartía profesorado, pero la pedagogía empleada era diferente, cada una elegida con el objetivo propio.

No me gustaría que el actual colegio se olvidase de los que fuimos sus alumnos internos, los seminaristas. Allí dormíamos, allí comíamos, jugábamos, aprendíamos, íbamos creciendo. Allí pasamos nuestra niñez (en mi caso desde los 9 hasta los 16 años) y hoy, aquellas paredes, me siguen transmitiendo tantos buenos recuerdos que me niego a que se borre esa huella.

Saludos al elenco actual que dirige mi querido colegio.

JOSÉ LUIS GÓMEZ FUENTES (1949)

Puentedeume (La Coruña)

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Una foto en el patio, año 1966. De pie, izquierda a derecha: Sánchez, Arribas “El Capri”, Escribano, Rivas, Mirones, Barco y Marín. Agachados: Montalvo, Cruz, Camacho, D. Antonio “El Pipa” y Gómez.

            “La naturaleza de un ser no está en lo que parece, sino en lo que es.” (Jaime Balmes)

Jaime Balmes dio nombre a una Academia en Alcázar de San Juan que luego devino en Colegio Santísima Trinidad. Y, mira tú por donde, este año cumplirá su primer Centenario. Vaya pues mi más sincera, efusiva y cariñosa felicitación para esta, afortunadamente, renovada Academia Balmes.

Fui alumno del Santísima Trinidad desde el 1957 al 1965. Y al festejar este Centenario me lleno de recuerdos. De mi presentación al P. Heliodoro y de muchas cosas más, que todas no cabrían en la brevedad que he de dar a este recuerdo. Pero, permitidme que refleje dos de ellos, cada uno de un signo.

Voy a hablar de nuestro profesor de Literatura, D. Saturnino Ecuador, más conocido como el de “Tururú”. Tenía tal aire de hombre tranquilo y bonachón, que más bien me parecía un “pánfilo”. De modo que me dije: “Yo, a este lo toreo como quiera”. Un día nos mandó hacer una redacción sobre nuestra casa ideal. Durante la hora de clase me sacó para que leyera la mía. “Desde su pupitre, dijo, no hace falta que se levante”. Yo, por supuesto no la había hecho. De modo que empecé a inventármela. Él, con una sonrisa en su cara me miraba complaciente. A los dos segundos quedó claro para toda la clase, para él y para el Sursum corda, que yo no tenía escrita la redacción y que me la estaba inventando. Pero, ¿vosotros pensáis que D. Saturnino entonces me echó la bronca? Pues no señor ¡En vez de eso, con ese bigotillo a lo Robert Taylor que tenía y esa sonrisa de conejo que le llegaba de oreja a oreja, puso la cara de careta de feria y me animaba: ¡Muy bien Gómez, decía, muy bien, prosiga, prosiga, Gómez! Yo sabía que él sabía que yo no tenía escrita la redacción, pero no podía dar mi brazo a torcer: a lo hecho, pecho.

No sé cómo serán los tormentos chinos, pero el caso es que yo empecé a hiperventilar y sudar…, como pude, acabé y el maestro en vez de decirme algo o echarme la bronca poniéndome en evidencia, me dice: Ya veo que sigue usted teniendo mala letra, y que incluso le cuesta trabajo leer lo que usted mismo ha escrito. De modo, me dijo sin perder su “sonriseja”, haga el favor de pasar la redacción a limpio ahora, mientras los demás se van al recreo, y me la deja sobre la mesa.

Aquél día aprendí “Respeto”. Aprendí “Humildad” y comprendí aquellos versos que dicen que Dios castiga sin palo ni piedra. Que todo pecado (Mala acción) lleva su penitencia y sobre todo que “Educar” no es hacer que los alumnos se sepan de memoria lo que está escrito en los libros, sino que aprendan a ser Personas.

Decía Jaime Balmes: “Hay en el espíritu humano muchas fuerzas que permanecen latentes hasta que la ocasión las despierta y aviva.” Pues, D. Arturo junto D. Ezequiel, D. Antonio “El Pipa”, y los Padres Manuel, Julián y Gabriel “El Cejas”, las despertaron en mí.

Mi padre nunca me preguntó al volver de la escuela ¿Qué te han enseñado?, sino que me preguntaba: ¿Qué aprendiste hoy? Con estos Maestros yo fui aprendiendo a ser hombre y, aún estoy aprendiendo. Sigo siendo un “Aprendiz de Hombre”.

Si puedo, en junio andaré por el pretil para entrar a la Academia que cuando llegué era la Balmes y hoy es Santísima Trinidad.  Y si me junto con otros carrozas como yo, cantaremos muy fuerte para que se entere “to el pueblo” aquello de:

“Urí, urí urí, los de la Trini lo de la Trini. / Urí, urí urí los de la Trini estamos aquí. / Tenemos un defecto, tenemos un defecto, tenemos un defecto:/ Que nos gustan las gachís. / Gachí, gachí, gachí, los de la Trini, los de la Trini. / Gachí, gachí gachí, los de la Trini estamos aquí. /… y así hasta el infinito o el más allá, o hasta que nos echen.

Un abrazo a todos. Y Felicidades, otra vez, al Colegio por su Centenario.

El Chico de la Olimpia.

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