Plaza de toros de Alcázar, novillada con picadores, día 1 de mayo, se lidiaron utreros de Jiménez Pasquau de Jaén, con tarde soleada y un cuarto de plaza en los tendidos. Con juego desigual y buena presentación en general. Sobresalieron primero, cuarto y sexto, que mereció la vuelta al ruedo. Los toreros estuvieron a buena altura, aunque las espada no fueron lo mejor de la tarde.
Manolo Vázquez, qué buen corte de torero tiene el sevillano, maneja los trastos con mucho gusto y temple, en su primero estuvo mejor, toreo de pellizco y aroma sevillano; y en el cuarto, un novillo más complicado, estuvo por encima de su oponente; le vimos con oficio y aplomo, sobresaliendo esa maneras de torero bueno; cortó una oreja en cada oponente y salió a hombros.
Diego Vázquez, el segundo de la terna, apechugó con el peor lote. En su primero, lo vimos puesto; toreando despacio y haciéndole muy bien las cosas al enemigo, temple y oficio fue lo más brillante que le vimos al de Huelva; y en su segundo, el novillo más complicado de la corrida, le desarmó varias veces y le exigió muchísimo, no obstante le cortó una oreja. Su actuación en Alcázar fue de torero sobrio y preparado.
Aarón Infantes, buena actuación en la plaza de su pueblo. En el sexto, el mejor novillo de la tarde, lió la marimorena, hizo de todo a su oponente, buen toreo, le dio fiesta y toreó de manera lenta y despaciosa, transmitiendo mucho a los tendidos. En el tercero, su primero, estuvo regular, pues su oponente no le ayudó nada. Su actuación podemos enjuiciarla de buena, pues en el sexto se vino arriba y estuvo muy bien. Mató de estocada caída y cortó dos orejas, por lo que salió a hombros.
En resumen, muy entretenida la novillada de Jiménez Pasquau, que exigió lo mejor de los toreros. Resaltar el toreo de Manolo Vázquez, el buen hacer y seriedad de Diego Vázquez y la actuación de Aarón en el sexto, donde se convirtió en un torbellino.
