EL FORÁNEO DE ALCÁZAR

Carnaval en Navidad

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Comienza en Alcázar el Carnaval con inicio y fin oficiales (26 de diciembre el inicio y el final el día 28, coincidiendo con el «entierro de la Sardina»). Son plenas fiestas de Navidad y conviven con Carnaval en toda su plenitud y en una explosión de color, de luz, de sonidos y emociones que no deja impasible a nadie. Es fácil pues, que al tiempo que se visita la exposición de belén en ambiente recogido y silencio, pase una comparsa o gentes con máscaras en franca algarabía; o que paseando por una de tantas calles, puedas ver en el balcón de una casa un «pelele» colgado y en la casa vecina adviertas con sorpresa un balcón similar, pero ocupado por un «papa Noel en actitud de escalar», en curiosa y bella convivencia. Los días previos a los inicios de las fiestas (en este caso en Alcázar desde el día 15) conviven el espíritu navideño con el carnavalesco, con preparativos de todo tipo e ilusión desbordada, pero con el entierro de la sardina finaliza el carnaval y perdura sólo la Navidad.

    Esta peculiaridad ha valido a esta fiesta y a Alcázar la calificación de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

    Dicho lo anterior, vamos a intentar disecar el carnaval (su terminología y su etimología) y a qué acontecimiento histórico local si se quiere, se atribuye la responsabilidad de la coincidencia temporal en las fechas de ambas celebraciones.

ETIMOLOGÍA DE LA PALABRA CARNAVAL

Según la Real Academia Española de la Lengua, el término «carnaval» deriva del latín vulgar italianizado ya «carnevale» y éste, a su vez, de la palabra latina «carnem levare». En ambos casos, la palabra se compone de «carne» (carne) y el verbo «levare» (quitar) por lo que literalmente se puede traducir como «quitarse la carne» o lo que es más preciso «despedirse de la carne». Esta etimología se corresponde ya con la época en que la Iglesia había controlado la fiesta pagana y la había vinculado precisamente a la Cuaresma.

EL ORIGEN DEL CARNAVAL

Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad, siempre pagana, se remontarían a la Sumeria y el Egipto antiguos (fiestas en honor al Toro Apis.), hace más de 5.000 años. Celebraciones muy parecidas aparecieron ya en la época del Imperio romano, hace unos 2.000 años, desde donde se expandió la costumbre por Europa. En Roma fiestas como las Saturnales de invierno o las Lupercales, las Bacanales, o aquellas que se realizaban en honor a Baco o Dionisos en Roma y Grecia respectivamente, dioses del vino.

    En ellas se manifiesta una parte de la condición humana independientemente de la época de su celebración. La permisividad, el caos, los excesos en comida y bebida e incluso la subversión del orden establecido de las cosas y de la vida. Todo permitido temporalmente (en las Saturnales, incluso esclavos y amos cambiaban sus roles durante un día pasando los amos a hacer de esclavos y viceversa, por un día e incluso se permitía a los esclavos vengarse de aquellas personas que los habían agraviado de algún modo). Como hoy, muchas de estas celebraciones tenían como sustrato sociológico el hecho de prepararse para algo, que podía ser la batalla, la cosecha, cualquier cosa que fuera a enfrentarlos a la frugalidad, al ayuno y al orden estricto. Hoy, su significado es prepararse para la Cuaresma orden, recogimiento, ayuno, recato…

    Los romanos llevaron estas celebraciones por toda Europa y se siguieron celebrando con variaciones locales o regionales, por ello no hay dos carnavales iguales hoy en día. Desde Europa, los navegantes españoles y portugueses llevaron información de la fiesta pagana a todo el orbe bajo su dominio, es decir, por todo el mundo conocido y en cada lugar se desarrolló según el parecer local. Aunque antropológicamente es lo mismo, exceso y subversión del orden establecido, visualmente nada tiene que ver el carnaval de Rio de Janeiro con el de Venecia o el de Cádiz, o el de un pequeño pueblo de Centroeuropa o España.

LA IGLESIA Y SU ENORME PODER EN LA EDAD MEDIA CONTROLA EL CARNAVAL

Omnipotente, la Iglesia no podía permitir un fiesta pagana de tal dispersión y magnitud donde además se admitía como normal la vulneración de algunos de sus más importantes preceptos, pues resultaban injuriosos, deleznables, y pecaminosos hasta el punto de tener que intervenir la Santa Inquisición. Y Así procedió, con ayuda de autoridades, intentó y consiguió ligar a la Cuaresma (como podía haber sido a cualquier otra festividad religiosa) una fiesta que seguía siendo pagana, pero ya dentro de la esfera cristiana. Aun asi, hubo de «permitir» a regañadientes esa permisividad y esa alteración del orden de la vida e interpretarla como un permiso temporal para despedirse de los vicios, de la carne (en todos los sentidos -comer y sexual-) y del desmadre como preparación para entrar limpio de cuerpo y alma en la Cuaresma (tiempo de recogimiento, huida de lo pagano, de silencio y de ayuno: la antípoda antropológica al Carnaval) y para ello puso fecha, según calendario lunar, de cuando debía celebrarse la fiesta de la retirada de la carne pero vinculándola a la Cuaresma.

    De modo que el inicio del Carnaval lo define la Septuagésima, período litúrgico de tres semanas que precede a la Cuaresma, así como el noveno domingo antes de la Pascua. El cálculo del inicio del carnaval es pues fácil, empezar contando hacia atrás 40 días desde el Jueves Santo y terminaría el martes de carnaval, día anterior al miércoles de ceniza. Tambien es tradición cristiana que el carnaval empiece el último jueves antes de la Cuaresma, llamado tambien jueves «Lardero» justo 40 días antes del Jueves Santo sin contar los domingos y siempre coincide en jueves, como hemos dicho, al menos en España llamado «lardero»

    Tanto la etimología como las fechas de celebración del carnaval son obra y gracia de la Iglesia, que tambien escogió la palabra «Carnaval» para esa fiesta pagana (etimología ya comentada), cristianizándola o admitiéndola como fiesta vinculada a la religión cristiana de ese modo.

Para no perdernos en términos, cuyo significado a veces es confuso y que conociéndolos entenderemos tambien lo que significa esta fiesta, hago un recordatorio y añado las etimologías que se necesiten.

PALABRAS CLAVE Y ETIMOLOGÍAS

- Carnaval o su sinónimo carnestolendas: A su sinónimo ‘carnestolendas’, la RAE atribuye hoy el origen latino (de «caro, carnis» = carne, y «tollendus, tollere» = quitar, retirar), lo equipara a ‘carnaval’,

    Es una celebración que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma y que tiene fecha variable (entre febrero y marzo según el año). Tradicionalmente esta fiesta comienza un jueves (jueves lardero) y acaba el martes siguiente (martes de carnaval). Ya hemos mencionado y todos saben en qué consiste, fiesta que combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan coplas, desfiles y fiestas en la calle. A pesar de las diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de permisividad y cierto descontrol de desmadre y subversión del orden para prepararse para los tiempos duros que le siguen, la Cuaresma.

- Cuaresma: La Cuaresma marca la cuenta atrás de la Semana Santa. Se inicia con el Miércoles de Ceniza, el 22 de febrero, y concluye el Jueves Santo (6 de abril en caso de este año 2023). Entre ambas fechas hay 40 días, sin contar los domingos. La simbología cristiana de los 40 días rememora las vivencias de la humanidad de Jesucristo que transcurrieron desde las tentaciones en el desierto, o 40 años que el pueblo de Israel pasó en el desierto o los 40 días de ayuno de Moisés en el Sinaí y de Elías en el Horeb.

    Es un tiempo que resulta la antípoda del carnaval y según el evangelio de San Juan: La Cuaresma es un momento de reflexión que llama a convertirnos y volver a Dios; es un tiempo apropiado para purificarnos de las faltas; es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle «poner su morada» en nosotros (Juan 14,23)

- Inicio del Carnaval. Jueves lardero: Si contamos 40 dias hacia atrás desde el jueves santo, siempre coincide con el jueves anterior al miércoles de ceniza, pero… y lo de «Lardero», a que se refiere?.  Jueves «lardero» o Jueves «gordo» el último jueves antes de la cuaresma que marca el inicio del Carnaval.

    Etimológicamente, el origen de la palabra ‘lardero’ deriva del latín ‘lardarius’, que significa tocinero. Forman parte de su familia semántica el verbo ‘lardear’ -untar en grasa- y el sustantivo ‘lardo’-grasa o tocino-.  La costumbre más generalizada en España es merendar carne de cerdo acompañada de pan y huevo o tortilla, haciéndolo en el campo y con amigos o familia y en ambiente festivo. Pero surgen diferencias dependiendo del lugar de celebración. En Andalucía el jueves lardero, también conocido como jueves gordo o día de las merendicas. En todo caso, es empezar a comer sin mesura pero con carácter festivo.

SINTITUL

- Don Carnal y Doña Cuaresma, términos que todos hemos oído pronunciar, pero de dónde proceden tales términos?. Pues bien.:

    Don Carnal y Doña Cuaresma representan la lucha entre dos lados del ser humano. Don Carnal es la parte juerguista, le gusta comer sobre todo carne, bailar y disfrazarse. Por el contrario Doña Cuaresma representa la parte más seria y religiosa, más dada a comida frugal, huye de los bailes y celebraciones. Entran en conflicto evidentemente y son términos que aparecen por primera vez en el Libro del Buen Amor del Arcipreste de Hita (al cual debemos estos términos).

    «La batalla la gana finalmente Cuaresma, debido a que Carnal se da un enorme banquete la noche antes y termina la batalla y desaparece. La derrota lo lleva a hacer penitencia y a arrepentirse, aunque finalmente logra escapar de su cautiverio cada Domingo de Ramos». Esta es la historia alegórica que el Arcipreste de Hita contaba para aleccionar a los niños.

- Miércoles de ceniza: Es un día santo cristiano de oración y ayuno. Está precedido por el Martes de Carnaval y es el primer día de Cuaresma, el periodo de seis semanas de penitencia antes de Pascua. Es el primer día de la Cuaresma en los calendarios litúrgicos católico y anglicano, y de otras formas de protestantismo.

    Se celebra cuarenta días antes del Jueves Santo (otro signo del 40 día tan prolijo entre cristianos), inicio del triduo pascual.  La ceniza, cuya imposición constituye el rito característico de esta celebración litúrgica, se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos en el Domingo de Ramos del año litúrgico anterior.

- El entierro de la sardina (con los Austrias y primeros Borbones era carne lo que se enterraba, concretamente un costillar de cerdo, parte ésta que los carniceros llamaban sardina o sardinal). – Es una manifestación popular que se desarrolla para cerrar el ciclo de las festividades carnavalescas y es una parodia en la cual se simula el paso del entierro de una sardina por las calles de la ciudad.

    En el esquema originario, que después cada pueblo o ciudad modificó a su antojo, la procesión va precedida por un personaje, el Fiscal que despeja el paso de la comitiva. Le siguen el Sacerdote, el monaguillo y el grupo que conduce la carroza fúnebre que está fabricada con una estructura de madera y cartón simulando la figura de una sardina. Detrás del cortejo, van la viudas plañideras lamentando la muerte de la sardina. Otro personaje, el Diablo trata de interrumpir el paso a la comitiva y Policías que intentan mantener el orden del cortejo hasta llegar a la plaza donde se suele incinerar. En Alcázar esta incineración tiene lugar a la llegada a la Plaza de Toros tras el desfile por el pueblo.

- El origen, en su principio, esta antigua celebración se estableció por motivos religiosos, ya que el día de inicio de la Cuaresma se acostumbraba a enterrar un costillar de cochino, que los carniceros llamaban sardina, para simbolizar la prohibición de comer carne.  Sociológicamente, el entierro no escapa a la esencia del Carnaval ya que tambien tiene características de irreverencia, inversión de roles y de tono humorístico, crítica de las autoridades y normas sociales a través de la sátira. Al incinerar la sardina se cierra el ciclo carnavalesco para su repetición el próximo año.

    El cambio de protagonista enterrado (cerdo o sardina) o incinerado lo encontramos en tiempos de Carlos III, que como celoso guardián de las tradiciones cristianas, tuvo la ocurrencia de organizar una fiesta en Miércoles de Ceniza con el propósito que el pueblo cumpliera con el deber de no comer carne durante la Cuaresma. A la fiesta mandó llevar sardinas (que resultaban más baratas que el costillar de cerdo) para paliar el hambre, pero el calor y el rudimentario transporte desde Santander hicieron que las sardinas metidas en cajas, se descompusieran y desprendieran un desagradable hedor. Ante la situación aparecida, el monarca revocó su primera orden y mandó que las sardinas fueran enterradas inmediatamente en la Casa de Campo, donde seguiría la fiesta. Este hecho, lejos de terminar con la fiesta, la animó ya que el pueblo, con hambre pero con mucho humor, hizo una organización planificada pero satírica del entierro como si de un muerto se tratara. En lugar de cumplir con el proyecto inicial de enterrar la carne, los madrileños de entonces enterraron el pescado. De este modo se inició la tradición del entierro de la sardina que desde entonces se celebra año tras año.

    El entierro de la sardina, digamos que renació y tomó fuerza y la forma que actualmente tiene a mediados del XIX cuando un grupo de estudiantes de Madrid que se reunían en la rebotica de la Farmacia de San Antón decidieron formar el cortejo fúnebre presidido por una sardina reviviendo así el festejo carnavalesco que se celebraba en Madrid el miércoles de ceniza. Nunca pensarían las proporciones y la popularidad que andando el tiempo, su escenificación alcanzaría.

 Y nos falta por hacer la pregunta quizá más importante...

¿POR QUÉ MOTIVO CARNAVAL EN NAVIDAD?

Trasladémonos justo 210 años atrás, a diciembre de 1813. Alcázar lleno de franceses destrozando el patrimonio, España en plena Guerra de Independencia, y la nobleza afrancesada (la mayoría) que miraba con «asco» al pueblo llano sintiéndose éste despreciado, maltratado como se solía hacer con los pobres burros viejos, y con ello enfurecido y en actitud de odiar a esos franceses y a la nobleza afrancesada, que no permitía o al menos veía con desdén que el populacho participara en actos o festividades que de por si son de naturaleza colectiva religiosa.

    Uno de estos actos era la asistencia a la Misa del Gallo en Nochebuena, que para la oligarquía, parecía en exclusividad, pero dado el carácter religioso, no había forma de impedir que el pueblo participara ni con el apoyo de los «gabachos» ni del clero.

    Inocente Hervás y Buendía (insigne historiador natural de Granátula de Calatrava, la antigua Oretum íbera) en su «Diccionario histórico, geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real ISBN 13: 9788477891925», recoge del Archivo Diocesano de Toledo una carta del Vicario diocesano de Alcázar al  Obispo de Toledo describiendo  los hechos acontecidos  en la Nochebuena de 1813 durante y después  de la Misa del Gallo en la Iglesia del Convento de San Francisco y en la plaza adyacente llamada del Altozano de la Inmaculada concepción, donde habían hecho presencias las gentes sencillas y humildes de la localidad y entrecomillo así:

    « `[…]  Después de contar Maitines y antes de la Misa del Gallo salió a la Iglesia la Comunidad y delante de ella una danza bailando y con sus monteras puestas. Fue tan grande el concurso para ver el baile, que todo fue confusión y desorden: hombres y mujeres sobre los altares, dentro de los confesionarios y en los púlpitos: después de la misa se consumó la profanación, llegando a tal desenfreno, que se fumó en el Templo, se hablaron mil desvergüenzas y un bárbaro dijo un sermón burlesco hasta que los religiosos tuvieron a las dos de la mañana que echarlos y cerrar la Iglesia.

Ni el prelado de dicho convento impidió como debía los referidos excesos, antes contribuyó a ellos, pues mandó se repitiese el baile el día de los Inocentes en la Iglesia después de Misa mayor.

    Como ni tampoco este vicario diocesano, quizá por no atraerse de nuevo, la nota de traidor, con que fue tildado en públicos pasquines porque se metía en asuntos de frailes..

    Como ni tampoco yo por razón de mi carácter sacerdotal no estuve menos obligado, pero me vi por una especie de necesidad irresistible precisado a ser un desgraciado testigo de la referida escena, contentándome con llorarla en mi corazón por entonces y ahora noticiarla a Vuestra Eminencia.

    En Alcázar de San Juan, 31 de Diciembre de 1813"

    Así fueron los hechos y parece que los disfrazados con monteras salieron del interior del convento y entraron en la Iglesia, como dice el texto delante de la Comunidad, y una vez terminada la juerga y fueron expulsados a las dos de la mañana, la fiesta siguió en la plaza del Altozano en el mismo tono. Estos hechos de que salieran desde el convento con la Comunidad, más la invitación para repetir los bailes y danzas el 28 de diciembre por parte del prelado de San Francisco, da que pensar que pudo haber alguna maquinación por parte de los franciscanos, que como el propio vicario dice en su misiva, parece que el prelado del convento contribuyó con ellos.

    En esencia, montaron un «carnaval» en la Iglesia y en la plaza del Altozano posteriormente repitiendo ya en la plaza del Altozano los bailes y la fiesta el día 28. Muy posiblemente sea el origen primario de las fechas del Carnaval en plena Navidad.

    Durante todo el siglo XIX el carnaval se celebró en Alcázar en diferentes momentos, en febrero o en diciembre. Hacia 1871 la sociedad del Casino Principal aviniéndose a las costumbres populares, organizó bailes de carnaval en diciembre y no en febrero, lo que permite entender que los carnavales populares que se celebraban en el Altozano se habían adueñado de la fiesta carnavalesca por excelencia de Alcázar y se habían identificado y tomado conciencia añadiéndolo al sentimiento popular. Así estos acontecimientos se erigen en el origen más plausible de la celebración del Carnaval en o durante estas fiestas en la Navidad.

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