La luz solar y protección de la piel

 

Dr. Ángel Luis Laguna Carrero (Médico especialista de área Urgencias. Medicina Familiar y Comunitaria. Máster de Urgencias y Emergencias)

La luz proveniente del sol es fuente de múltiples ventajas y beneficios para la vida y en general para nuestra salud, en las plantas facilita la

fotosíntesis, y en los seres humanos tiene un papel clave para la producción de la vitamina D, que es necesaria para intervenir en diferentes mecanismos de nuestro metabolismo y para la correcta asimilación del calcio en nuestros huesos del sistema esquelético. Esto significa que, cuando los rayos del sol inciden sobre las capas de la piel que están siendo expuestas, la energía que genera esta radiación es capaz de activar unos componentes a través de nuestra piel, que son responsables de generar la vitamina D en nuestro organismo. Por otra parte, la luz nos genera claridad en nuestra vida, nos aporta una mejor sensación de bienestar y mejora el estado de ánimo. No obstante, debemos ser conscientes de que la luz solar contiene radiación ultravioleta que también es responsable del eritema solar (quemaduras solares), y del daño directo sobre las capas de nuestra piel, que progresivamente provocan envejecimiento cutáneo con el paso del tiempo.

La cantidad de rayos ultravioleta que entran en contacto con la piel depende de varios factores: el momento del día, la temporada del año, la altitud, y la localización geográfica. Durante los periodos de radiación intensa (entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde) es recomendable evitar la exposición directa, y siempre es aconsejable beber buena cantidad de agua y líquidos para no deshidratarnos. Se aconseja colocarse ropas de color claro que nos protejan del daño solar, y es muy importante aplicarse una crema con fotoprotección solar en el momento de salir al exterior. El tratamiento para las quemaduras se centra en enfriar la piel, aliviar el dolor y la inflamación con paños fríos y productos "after sun" que calman la piel.

Por ese motivo, los médicos advertimos continuamente sobre la gran relación entre la frecuencia del cáncer de piel y el grado de daño del ADN, recordando que más del 90% de los cánceres de piel son consecuencia de la exposición al sol. Sin lugar a dudas, es importante protegerse del sol y sus efectos dañinos: aplicarse crema protectora nos facilitará un verano más saludable y con precaución para evitar quemaduras. El bronceado es sano, siempre que se proteja la piel con los medios adecuados.

Normalmente, decimos que la piel guarda una "memoria", para referirnos a que durante toda nuestra vida la cantidad de radiación absorbida en la piel va generando su efecto en la formación de un estrés oxidativo, que se va acumulando y puede degenerar en la aparición de lesiones que son precancerosas, y si no se observan y se tratan a tiempo, pueden evolucionar a peor. El cáncer de piel se debe al daño causado durante años por la exposición solar, cualquier cambio en la piel debe observarse y comunicarse para ser evaluado.

Podemos sospechar que una lesión en la piel no tiene buen aspecto cuando: es un lunar oscuro con tonos pardos, presenta bordes irregulares, que cambia de tamaño y crece en poco tiempo, forma costra, o sangra: cuando presenta algunos de estos signos tiene que consultar con el médico.

A. ASIMETRÍA. Si los márgenes son asimétricos, no guarda simetría entre un lado y otro, puede indicar que la lesión está progresando y aumentando de tamaño o creciendo, lo que nos puede decir que las células que lo componen están en crecimiento y por tanto ser maligno.

B. BORDES. Irregulares. Cuando los bordes no son lineales, sino que presenta bordes anfractuosos y tortuosos, puede significar que hay distintas zonas de la lesión en crecimiento y por tanto, en fases de extensión lo cual nos hace pensar en malignidad.

C. COLOR. Un color muy negruzco de la lesión, así como distintos tonos de color dentro de la misma lesión, pueden hacernos sospechar de una lesión maligna. Cuando no tiene un tono de color uniforme pensamos en lesión precancerosa o maligna.

D. DIÁMETRO. Si encontramos un lunar de aparición nueva, con un diámetro mayor de 6 mm estaremos pendiente de sus características porque pueden hacernos pensar que no es de carácter benigno.

E. EVOLUCIÓN. Si crece rápido en poco tiempo, podemos sospechar que la composición de sus células es maligno y crece rápido porque está formado por células que están en continua división y por tanto la lesión se expande.

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