Los oscuros intereses detrás de las acusaciones de culpabilidad contra China

Por Jun Sheng

   Estados Unidos arroja hasta la fecha del 19 de mayo, hora de Beijing (GMT +8), la mayor cifra de contagios confirmados por el coronavirus COVID-19, con más de 1,5 millones de casos, asícomo de fallecimientos, con más de 93.000.

  Estados Unidos ha acumulado en las últimas semanas una serie de problemas que atenazan su rumbo: a la pobre respuesta a la pandemia, desaceleración económica, hostilidad bipartidista ante unas elecciones presidenciales en ciernes y la opinión pública dividida, se une la sensación de algunos políticos estadounidenses ocupados en echarse la culpa unos a otros en vez de luchar unidos contra la pandemia.

  Estados Unidos permaneció de brazos cruzados al inicio del brote, cuando éste apareciópor primera vez en China. El 30 de enero, un alto funcionario estadounidense incluso afirmóen una entrevista que "el brote viral en China podría ofrecer numerosas ventajas a la economía estadounidense al alentar a los fabricantes a regresar a Estados Unidos".

  Sus comentarios asombraron al mundo. Mientras que China estaba enfrascada en la difícil lucha contra el coronavirus, los altos funcionarios estadounidenses, en vez de mostrar su solidaridad frente a una batalla inédita contra la infección, se regodeaban por la desgracia de China y trataron de aprovecharla en beneficio propio. 

  Mientras los Estados Unidos utilizaban la táctica del avestruz de manera arrogante, China comenzaba, ya a partir del 3 de enero, a ofrecer información periódica y transparente tanto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) como al resto de naciones, incluidos los EE. UU., sobre el progreso  acerca de los brotes y las medidas de contención adoptadas.

  Desde entonces hasta principios de marzo, cuando la pandemia se aceleraba en Estados Unidos,  Washington desperdicióese periodo de dos meses minimizando la situación de la pandemia y centrándose solo en los casos confirmados sin tomar medidas preventivas, que llegaron tarde cuando se quisieron adoptar. 

  Los políticos estadounidenses creyeron ridículamente que podían "bloquear" la propagación del virus simplemente "enterrando sus cabezas en la arena". Cuando finalmente despertaron a la realidad, fue ya demasiado tarde. Exactamente como comentóel sitio web norteamericano Político, la nefasta gestión de la crisis por parte del gobierno de los Estados Unidos es lo que ha hecho crecer la crisis pandémica.

  Estados Unidos ha estado tratando de engañar al mundo y culpar a otros por sus propios errores. A medida que se intensificaba el brote en casa, algunos políticos estadounidenses, haciendo la vista gorda sobre los hechos, estuvieron tratando de engañar ante la pobre respuesta de Washington a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Fue cuando entonces el 14 de abril los Estados Unidos decidieron suspender la aportación de sus fondos para la OMS.

  La visión general en la comunidad internacional es que son los Estados Unidos y no la OMS los que han destruido la cooperación global para combatir el virus. Christopher Hill, ex subsecretario de Estado para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, ha publicado recientemente un artículo criticando al gobierno de los EE. UU. por estar solamente pendientes de lo que le podía pasar al dólar con la crisis del Covid-19. 

  Y puede que tenga razón en sus afirmaciones. Además de bloquear los fondos a China o a la OMS, ciertos políticos estadounidenses también instigaron a algunos medios a llamar al coronavirus "virus de China" y "virus de Wuhan" y calificaron la cooperación antivirus de China con el mundo como "campaña diplomática" o "iniciativa de propaganda". Comenzaron a propagar la teoría de que China había encubierto su situación epidémica y falsificaron datos, e incluso formularon argumentos absurdos de que el virus provenía de un laboratorio chino y que China debería hacer frente a cuantiosas compensaciones como si fuera responsable.

  La enorme cantidad de basura arrojada sobre China por parte de esos políticos norteamericanos han sido por suerte ignorados y no han logrado confundir entre lo correcto e incorrecto, revelando sus verdaderas y malévolas intenciones. Con su arrogancia y prejuicio, los que sostienen dichas afirmaciones están tratando de desviar la atención de la opinión pública internacional al difundir rumores y mentiras y avivar asíla discriminación, la xenofobia y el racismo, al margen de la justicia internacional.

  El ex presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, dijo una vez: "se puede engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Las mentiras y falacias difundidas por ciertos políticos estadounidenses pueden engañar a un pequeño grupo de personas, pero no a todo el mundo. Pueden engañar a algunas personas parte del tiempo, pero no todo el tiempo.

  El virus es un enemigo común para toda la humanidad. Los oscuros intereses de algunos políticos estadounidenses pagarán algún día un alto precio por lo que hicieron: traerán la miseria al pueblo norteamericano, allanarán el camino para su declive y arruinarán su credibilidad política.

  Es posible que hayan olvidado las lecciones del lado el libro “El mundo es plano”del economista Thomas Friedman. Pero quizás deberían acercarse a la lectura de “Por quién doblan las campanas”, la novela del escritor estadounidense Ernest Hemingway, en la que leímos una de sus famosas frases: "cada hombre es un pedazo del Continente, una parte del total... La muerte de cualquier hombre me empequeñece, porque estoy envuelto en la humanidad. Nadie debe eludir por quién doblan las campanas; doblan por ti”. 

Más en Internacional
Entrando en la página solicitada Saltar publicidad
Advertisement