EL FORÁNEO DE ALCÁZAR

Alcázar y el Priorato en la génesis, estructura y desarrollo de los servicios sociales y sanitarios, ya en marcha en el siglo XVI (Parte II)

Por Chindasvinto

De lo analizado en Parte I se deduce que la situación era variopinta y solo en poblaciones grandes se podía cumplir con la normalidad. En el caso específico de Alcázar analizaremos la actividad en el hospital de Nuestra Señora de la Asunción, cómo se llevaba a cabo la atención social y sanitaria a pobres y enfermos a principios del XVII, tratándose de un hospital con buena situación económica y un ejemplo para toda la comarca, la región y el país en general.

El hospital de Nuestra Señora de la Asunción era uno de los dos hospitales de Alcázar, junto al del Corpus Christi. (Carmelo Viñas y Ramón Paz: “Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de España ordenadas por Felipe II” Tomo II, 1951-1963. Instituto Balmes de sociología. Madrid). La localización de ambos no es bien conocida, pues no existe resto alguno de dichas edificaciones, pero todo indica que el de la Asunción estaba situado en la calle de la Cárcel, luego calle de Santa María y actualmente calle de Jesús Romero y aunque inicialmente respondía al nombre de Nuestra Señora de la Asunción, en el siglo XVIII pasó a ser conocido por el nombre de hospital de Nuestra Señora de los Ángeles, por estar lindante con la capilla de esta advocación como también indica M. Rubio en (https://www.todoliteratura.es/noticia/52871/historia/alcazar-de-san-juan-y-sus-hospitales.html, consultado 11-9-2021)

El Hospital Nuestra Señora de la Asunción se encontraba en la calle Jesús Romero. Uno de los azulejos de la colección "La Ciudad que Habla" del artista alcazareño Ángel Vaquero hace referencia.

Respecto al del Corpus Christi es de suponer que fuese la actual calle de San Francisco, pues en ella estaba la ermita de la Vera Cruz. En terrenos de este hospital se edificó, en el año 1624, el corral de comedias cuyas obras fueron sufragadas, en su mayor parte, por ambos hospitales.

Los dos hospitales eran dependientes del Concejo que nombraba a un clérigo rector, de la localidad (Fernán Ximénez Román, el primero en 1600), y cada año nombraba a dos visitadores para supervisar los hospitales, los cuales eran personas capacitadas y relacionadas con la medicina (el boticario Hernán Jiménez que fue visitador de ambos hospitales en años distintos). Además del visitador oficial con cierta frecuencia se nombraba por el concejo a dos o tres personas (alcaldes o regidores) para control de las cuentas del hospital. La situación económica a principios del XVII del Hospital de la Asunción era muy saneada y podía cumplir con funciones asistenciales a pobres, pasajeros y enfermos y sanitarias prestando atención a personas que no podía pagársela.

 A. Las principales fuentes de financiación del hospital eran:

1) Las escrituras de censo (prestamos que el hospital hacía). Siempre había un superávit constante.  En las cuentas del años 1631 el hospital tenía 16 escrituras de censo con un total de cantidad prestada de 400.108 maravedíes además de recibir el 5% anual por ellas, por lo que el hospital disponía de unos ingresos de 120.005 maravedíes/año y los deudores que aparecen listados, y que no seré yo quien los saque a la luz, pues aún pueden quedar descendientes sin voluntad de que se conozca. Para interesados consultar (AHMASJ. Caja 48. documento 1. Libro de cuentas del Hospital de Nuestra señora de la Asunción. Cuentas de 1631).

2) Otras fuentes de financiación eran las rentas y diezmos de las tierras y de las cosechas que fue adquiriendo el hospital. En total 27 arrendatarios con proporcionaban abundantes beneficios.

3) La tercera fuente de ingresos eran las donaciones y herencias como las de Bartolomé Gaitán y Joan de Sant pedro, criado del rey, en sendas disposiciones testamentarias, además de las limosnas que se dejaban en el Hospital.

B. Funciones y atenciones del hospital

Básicamente la atención a los enfermos pobres de la villa y alrededores y su manutención mientras allí estaban.

    En 1620 hubo una innovación muy peculiar. En Madridejos habían dedicado un hospital para el cuidado de los naturales de la villa y el otro se dedicaba a pasajeros transeúntes.

    Pero en Alcázar y buscando bien social, la segmentación fue algo distinta.

1. Uno de los hospitales se dedicó a la atención de los pobres solteros y el otro a los casados alternándose cada año ya que el gasto era distinto pues la atención a los solteros doblaba ampliamente el gasto respecto a los casados. Parece que la vida más licenciosa de los solteros era la causa esencial (venéreas).

2. Otra innovación nacida en Alcázar fueron las habitaciones individuales y la segregación por sexos (habitaciones de mujeres y otras para hombres) lo cual perdura hoy de modo general.

Otras partidas de gasto importantes, además de la manutención y hospedaje eran los medicamentos. Recetados por los médicos, eran preparadas por el boticario. Se apreció un aumento considerable en el gasto farmacéutico en medicinas para los pobres, indicativo de que iba en aumento el número de personas necesitadas.

Más gastos incluían el mantenimiento del hospital y las mejoras de sus dependencias. El resto de los gastos era de origen religioso (celebración de misas etc.).

Y cómo no, un gasto polémico “ayudas al rector y señores del ayuntamiento como compensación por las gestiones que realizaban”. Era un salario encubierto para el rector del hospital, que recibía 3.000 maravedíes anuales sin que fuera un gasto autorizado hasta que los visitadores reclamaron al rector, el bachiller Juan García Villarejo, que devolvió el dinero recibido por tal concepto, ya que ni él ni ninguno de los rectores anteriores que habían recibido salario por ello.

C. Personal y Dotación

Como hospital rico, disponía de todo:

- Hospitaleros que generalmente eran un matrimonio. El marido se encargaba del mantenimiento y de la atención a enfermos y la mujer de la cocina, lavandería y limpieza.

- Dos Médicos (Íñigo Tardío y Juan de Parra).

- Dos Barberos (Pedro Ortiz y Pedro de Cordero)

- Un cirujano: Francisco Ximénez.

    Ninguno de ellos tenía dedicación exclusiva ya que sus salarios eran bajos y atendían a personas de la villa que podían pagar sus servicios.

En principio contaba con una dotación de 8 camas pero que según necesidades podían aumentar a 17. Con las camas, almohadas, sábanas y todo lo necesario de ropa, pero en escaso número y acorde a las 8 camas. A todo ello se añadían los utensilios de cocina e instrumentos médicos.

D. Control de los expósitos.

El porcentaje de niños abandonados oscilaba entre el 3 y el 9% en tendencia ascendente en las primeras décadas del XVII (Diaz Pintado J, 1990. Cuadernos de Estudio Manchegos n.º 20 II). Como particularidad local en Alcázar se nombraban dos alcaldes para ocuparse de estos niños y que no se convirtieran en futuros pícaros o delincuentes, en Lazarillos como el de Tormes o en Rinconetes y Cortadillos. Pronto se vieron desbordados por el aumento de abandonos y se nombró a un vecino de la villa, Francisco de Vega para el cargo expreso de controlar todo lo referente a vestimenta (pañales, mantillas..) y cría de los niños, asignándoles amas de cría que cobraban por su labor (14 reales por mes y niño). Cualquier gasto era minuciosamente anotado y comunicado al Concejo y quedaba registrado, como puede comprobarse en AHMASJ. Entre 1618 y 1619 hubo 26 niños en acogida, cifra que disminuyó a 16 en 1622. Los gastos por este concepto en ese año ascendieron a 82.361 maravedíes (AHMASJ. Caja 33. documento 1 Cuentas y libramientos de los gastos de 1622 para atención de expósitos de alcázar de san juan)

E. Los alimentos para los pobres.

Es admirable el celo que el concejo de Alcázar, ponía en tomar medidas para que ni en los años de sequía y hambruna, faltara pan para todos, ni carne. Además que esto fuera a un precio asequible para los pobres y pasajeros y siempre con el apoyo de las autoridades del Priorato de la orden de San Juan. Para que no faltara pan los oficiales del concejo abastecían a los panaderos con cereal del pósito (reservas de grano de la villa para momentos de carestía) y controlaban los precios para evitar especulación tanto del grano como del pan cocido ya, interviniendo sus precios

   

En tiempos de escasez, la orden de San Juan estaba presta siempre a ayudar.

    Además de pan, se suministraba carne de lo cual también se hacía cargo el concejo y para adquirir la suficiente enviaban a dos vecinos de la villa con gente experimentada en las carnes para la compra de ganado ovino (carneros) con la repercusión natural de la bajada del precio de compraventa de la carne al aumentar la cantidad de producto. Generalmente iban a por la carne a Daimiel y a Puente del Arzobispo.

En resumen, Alcázar se mostró como un adalid del bienestar de sus gentes, con mucho celo, control y organización, para preservar la alimentación y la sanidad de sus pobres y desvalidos. Aplicó soluciones innovadoras que fueron copiadas por otras zonas de la Mancha y más tarde por el resto de España (segregación sanitaria, con criterios económicos, de solteros y casados, segregación por sexos y habitaciones individuales, intento de reconstruir familias entre mujeres herradas y varones salidos del expósito o desheredados, atención a la infancia más vulnerable, atención a erradicar el hambre entre los desvalidos). Medidas sociales al fin y al cabo y sanitarias que en cierto modo y de la forma en que se realizaban ya quisiéramos en muchos lugares el pleno siglo XXI. Igualmente veló y se preocupó de traer a los profesionales más competentes para desarrollar la sanidad. El abastecimiento de alimentos, de carne, a precio asequible, no solo a los menesterosos estuvo también en sus intenciones, para que nadie quedara desprotegido y si así era, siempre quedaba la mano protectora de la Orden de San Juan.

Y termino con una pregunta a los lectores. ¿Se les ocurre o conocen algún lugar o ciudad, no religioso que muestre tanto ingenio, nobleza, sencillez y grandeza de espíritu?. Este sistema de protección sociosanitario no apareció como en muchos sitios con la Revolución Industrial, ni con la obtención de derechos sociales del XIX y XX. Esto estaba ya inventado, plena y excelentemente organizado y estructurado en el XVI y como ejemplo más representativo, Alcázar de San Juan.

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