Más viejos y más solos

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Audelina Sánchez, manchega, con escasa visión y una pérdida notable de audición, 75 años, siempre sola. Todos los días, a mediodía, María, una estudiante de Trabajo Social, acude a su casa tres veces por semana para facilitarle ayuda y proporcionarle apoyo emocional. El tiempo que dura la estancia de la voluntaria es su momento más feliz del día. A las dos y media en punto, vuelve a estar sola y a esperar un nuevo día. Su piso es muy pequeño y sentada en un viejo sofá no deja de decir que sentirse sola es un sinsentido. Echa de menos a sus nietos, a los que suele ver un par de veces al año.

Me comentaba un amigo bajando por la Castelar, camino del atrio de la parroquia de Santa María, “He llevado a mi padre a una residencia”. “Está muy bien porque es muy cara”. No dejaba de preguntarme si había hecho bien. En nuestra conversación los protagonistas eran nuestros seres queridos. Aquellos que nos dieron la vida. ¿Cuándo y de qué manera es el momento de devolverles parte de lo que ellos han hecho por nosotros? Para ellos comienza su etapa de soledad. Para nosotros la de las dudas o alegrías por su posible bienestar.

Quizá la soledad pudo ser una de las causas que sufrió nuestro vecino Alonso “Yo nací libre, y para poder vivir libre escogí la soledad de los campos: los árboles destas montañas son mi compañía; las claras aguas destos arroyos, mis espejos; con los árboles y con las aguas comunico mis pensamientos y hermosura”. (Don Quijote, Primera parte, Capítulo XIIII, 2 de 3)

La soledad no deseada es una realidad extendida en nuestra sociedad. No hay peor soledad que la impuesta. La que uno no elige. La que siente un buen número de personas. Más de cinco millones, según los últimos datos disponibles de hogares unipersonales, muy cerca de la mitad están habitados por mayores de 65 años, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Hay más mujeres mayores que hombres que viven solas. De hecho, casi el 80 por ciento son viudas, frente al 43,2% de los hombres. En Alcázar de San Juan durante el pasado año, han fallecido casi el mismo número de hombres que de mujeres.

Algunas de las causas de la creciente soledad no deseada son debidas al envejecimiento de la población y el descenso de la natalidad unida al crecimiento de hogares unipersonales. A ello hay que añadirle que llevamos un estilo de vida frenético, que nos quita espacio para dedicar tiempo a amigos y familiares.

Vivir en soledad siendo una persona mayor presenta muchos desafíos: suele ser más vulnerable a la pobreza, y esta situación es más probable cuanto más tiempo se hace y muchas de ellas afirman sentirse aisladas. La desnutrición se convierte en un motivo de preocupación y normalmente tienen problemas para el seguimiento de los tratamientos médicos prescritos. Es normal que se muestren más hostiles, tristes y la depresión les afecte. La edad es uno de los factores de riesgo que se conocen para la enfermedad neurodegenerativa del Alzheimer. A medida que envejecemos, aumenta la probabilidad de desarrollarla. No obstante, resulta necesario destacar que el Alzheimer no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Aunque existe una correlación entre la edad y el riesgo de sufrir la enfermedad, no todas las personas mayores lo padecen.

La mayoría de estas personas suelen expresar un fuerte deseo de mantener su independencia. Es un tema que cada vez cobra más relevancia. A medida que avanzamos en edad, es común que se vayan perdiendo seres queridos, amigos, y en algunos casos incluso a su pareja. Esta pérdida de conexiones afectivas puede llevar a un sentimiento de soledad y aislamiento, lo que puede tener un impacto negativo en la salud y el bienestar emocional.

Más viejos y más solos. Algunas veces puede deberse a circunstancias externas, como vivir lejos de la familia o amigos, la falta de movilidad o la incapacidad para participar en actividades sociales. En otros casos, la soledad puede ser resultado de factores internos, como la tristeza por la pérdida de seres queridos o la falta de sentido de pertenencia. Ello puede tener graves consecuencias tanto físicas como psicológicas. Diversos estudios han demostrado que el aislamiento social puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como la depresión, la ansiedad, enfermedades cardiovasculares y el deterioro cognitivo. Además, también puede afectar la calidad del sueño y disminuir la esperanza de vida.

Existen diferentes formas de ayudar a combatir la soledad en las personas mayores. Una de ellas es visitarlos regularmente, dedicarles tiempo para conversar y escuchar sus historias. El teléfono suele resultar muy útil manteniendo conversaciones periódicas. También podemos animarlos a participar en actividades sociales, como grupos de lectura, clases de pintura, talleres o grupos de voluntariado, donde podrán conocer a otras personas que tienen intereses similares.

Muchas personas mayores han descubierto que el voluntariado es una buena manera de contribuir a la sociedad con sus conocimientos y experiencias, ejerciendo la solidaridad con colectivos más desfavorecidos, les ayuda a mantener la mente activa y a relacionarse. El hacerse sentir útil a uno mismo y a otros fortalece su felicidad. Además, es importante conocer que las instituciones y servicios públicos también se comprometan en la lucha contra la soledad en este importante colectivo. Es fundamental que existan programas y recursos que promuevan la participación y el bienestar emocional de las personas mayores, así como la accesibilidad a servicios y espacios sociales. Es un problema que merece nuestra atención y acción. Debemos comprometernos a crear una sociedad en la que todas las personas, independientemente de su edad, se sientan conectadas, valoradas y respaldadas.

En este sentido, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el periodo 2021-2030 como la Década del Envejecimiento Saludable, con el objetivo de reducir las desigualdades en materia de salud y mejorar la vida de las personas mayores, sus familias y sus comunidades. Se trata de, en general, cambiar nuestra forma de pensar, sentir y actuar en relación con la edad, prestando los servicios necesarios que respondan a las necesidades más críticas. El Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 de acuerdo con las comunidades autónomas, está desarrollando la futura Estrategia Nacional contra la soledad no deseada de las personas mayores. El Área de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, impulsa una serie de eficientes actividades con el objetivo de prevenir el deterioro cognitivo y la soledad con un equipo formado por magníficos profesionales.

Llegar a mayor forma parte de la ley de vida. Esa etapa suele ir acompañada de soledad y una larga experiencia. Saber envejecer es algo muy difícil. Las arrugas se hacen notar, pero ha de ser más fuerte el entusiasmo que anime el espíritu del alma.

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