CRÓNICAS DESDE EL CORAZÓN DE EUROPA

Ser uno para seguir dando pasos

Por Javier Mata

Bonjour à toutes et tous! Está por acabar este 2019, que como todos los años últimamente (al menos a mi) se ha pasado «volando». Está por acabar digo, y he pasado por alto una de las efemérides más importantes: la que tuviera lugar en julio de 1969 con la llegada de seres humanos al satélite del planeta que habitamos, ese que llamamos «Luna». Hace poco leía una especie de crónica sobre el particular que denominaba, muy acertadamente en mi opinion, aquella excepcional hazaña como «la última vez que fuimos uno». No puedo dejar de pasar este 2019 sin referirme a ello.


    Recuerdo vagamente cuando ocurrió, recuerdo las imágenes de baja calidad en blanco y negro en los televisores, y recuerdo los comentarios incrédulos de algunos mayores, casi ofensivos para un chaval a punto de cumplir los nueve años: Cómo que todo era mentira?, replicaba enfadado. Tal era el alcance de lo conseguido, que era compresible que algunos (o muchos, me da igual) dudaran. Y si lo miramos con la tecnología de hoy resulta aún mas increíble, teniendo en cuenta que cualquiera de nuestros teléfonos móviles actuales tiene más capacidad que el ordenador de la época que los guiaba.


    Hoy me sigue resultado ofensiva la controversia al respecto, quizás no tanto como otras absurdas que ponen en duda que la Tierra sea redonda y que tienen sus seguidores en internet, aunque esta claro, en este ultimo caso sin ir más lejos, que coleccionar idiotas como seguidores, resulta sencillo y a las pruebas me remito. Reconozco que para alguien con una mentalidad científica como yo, resulta igualmente ofensivo que se dude de la evolución como origen de todos los seres vivos, y sin embargo no voy a perder el tiempo en rebatir los supuestos argumentos que ponen en duda lo acontecido en 1969 como no pienso perder ni un segundo con los que dicen que la Tierra es plana.


    A la Luna, aquel día de hace 50 años, llegaron tres seres humanos procedentes de un lugar llamado Estados Unidos de América, como podían haber llegado, si la historia se hubiera desarrollado con otros condicionantes, procedentes de otro lugar entonces denominado Union de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero eso, aunque le duela a algunos o le llene de orgullo a otros, no es relevante. Llegaron tres seres humanos procedentes de la Tierra, surcando millones de kilómetros dentro de un vehículo que tenia muchas probabilidades de fallar, y saliendo de las condiciones en las que habían evolucionado como seres vivos, y por tanto de las que les permitían seguir viviendo, y que trataba de remedar ese vehículo en el que iban. La hazaña por tanto tenía todos los argumentos para convertirse en la mayor épica vivida hasta la fecha por la especie humana.


    No sé si aquel día de 1969 fue la última vez que la especie humana fuimos «uno», me cuesta creerlo pero en verdad que no encuentro otro momento reciente, y eso a pesar de la división en bloques entonces existentes. Sin embargo, incluso con la controversia para algunos, es sin duda el hecho reciente más importante como especie superando con creces a otros geopolíticos como la celebración también en estas fechas del aniversario del fin del «muro de Berlin».


    Si recordamos el Siglo XX, y lo comparamos, seguramente sea el momento histórico en el que la humanidad más ha evolucionado tecnológicamente y posiblemente en su aspecto «humanitario» también, pero por desgracia es el que ha visto las guerras mas devastadoras y su «cara mas abominable», así como la escala de crecimiento más intensa en cuanto a la devastación de nuestro medio ambiente. Es por ello, que centrarse en logros puntuales pero inmensos como éste, el descubrimiento de la penicilina, o cientos de otros que nos hacen superarnos como especie y seguir evolucionando, deben ser motivo de orgullo y recordarse para servir de acicate.


    Aquella frase que tanto preparó Neil Amstrong para pronunciar al pisar la Luna: «Un pequeño paso para un hombre y un gran paso para la humanidad», resume como pocas lo que debe definirnos cómo especie. Lo que nos hizo salir hace cientos de miles de años de nuestro paraje cómodo en África, para ir poco a poco adaptándonos a todas las condiciones adversas para nuestra genética en los sitios mas recónditos de nuestro planeta. Lo que nos hizo ir avanzando en el conocimiento del Universo al que pertenecemos, del «polvo de estrellas» que está en nuestro origen. Son estos «pasos» los que deben reforzar nuestra confianza en nosotros mismos, por encima de todas las abominaciones y de todas las estupideces que somos capaces de llevar a cabo.


    Espero que seamos capaces de tomar conciencia de nosotros mismos, escapar de nuestra «cara oculta», revertir el daño que hacemos a la «casa en la que vivimos» y por tanto a nosotros mismos, y unirnos a nuestros congéneres en lugar de buscar la manera de eliminarlos para así seguir dando «pasos» adelante. No necesitamos antes la ayuda de dioses ni otros seres para conseguirlo y podemos seguir consiguiéndolo… si nos lo proponemos.

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