ENCUENTROS EN LA CASTELAR

Hoy, con Carlos Doncel Fuentes (Licenciado en Humanidades y profesor de Bachillerato que educa para la vida)

Por Antonio Leal Giménez

Hasta que por estudios superiores tuvo que abandonar Alcázar de San Juan, la calle Lepanto fue donde Carlos vivió desde su niñez. Rodeado por las calles Goya y el Greco, y desde junio de 1.999 frente al inaugurado Teatro Auditorio Municipal con el espectáculo del Ballet de María Rosa, estaba escrito que sería una persona dedicada a la educación. Cuando la tradición familiar abría dos posibles caminos: el de los negocios o el mundo ferroviario, Carlos supo muy pronto que su vocación era la educación estudiando una carrera en aquel momento desconocida. La licenciatura de Humanidades, y lo haría en un primer momento en Barcelona, concretamente en la Universidad Pompeu Fabra y posteriormente en la Universidad Carlos III de Madrid.

Creció en el colegio Santa Clara y sonríe cuando piensa en lo que ha cambiado la educación en  estos años pero no fue hasta COU que se sintió llamado por el Arte, la Historia, la Literatura y la Filosofía. Acabado COU y sintiéndose llamado por la educación decidió matricularse en unos estudios universitarios que no se decantaban por ninguna de las disciplinas humanísticas en concreto sino que ofrecía una visión complementaria y transversal. Convencido de que las humanidades había que estudiarlas de forma entrelazada y rigurosa. En la Universidad Pompeu Fabra permaneció los dos primeros dos años de carrera. Continuó sus estudios superiores en la Universidad Carlos III de Madrid, hasta alcanzar la licenciatura.

Con orígenes ferroviarios y un planteamiento político familiar tolerante y respetuoso por todas las opciones desde muy joven aprendió a valorar otras culturas y los puntos de vista de los demás. Sabe apreciar la creatividad, le gusta leer y escribir, tiene una magnifica capacidad de síntesis, y mantiene intactas sus ganas de aprender y conocer cualquiera que sea el ámbito de conocimiento. Es una persona muy comprometida con la educación y trabaja muy duro para ayudar a transformar una sociedad cambiante y plural. Dentro de su actividad en el aula dedica esfuerzo y tiempo suficiente para potenciar en los alumnos valores como, la responsabilidad,  la solidaridad, el respeto, la sencillez y la sinceridad.

Nuestro Encuentro tiene lugar en la puerta de la tienda de “Pablo Fuentes” regentada en la actualidad por su tío. Desde allí caminaremos sin rumbo, al paso que lo hacía Sócrates en el Ágora con sus discípulos inmersos en sus conversaciones filosóficas.

PREGUNTA: ¿Dónde está situado el Ágora en nuestro pueblo en el que, al igual que Aristóteles hace 2.400 años, aprendiste a pensar?

RESPUESTA: ¡Qué buena! Nunca me había planteado dónde se encontraba el Ágora en Alcázar y me resulta simpático pensar en qué lugar de Alcázar podríamos encontrarnos a Sócrates, a Platón o a Diógenes debatiendo sobre el bien, la belleza y la justicia. El Ágora de Alcázar seguramente estaría entre la Plaza de España y la Castelar lugares en los que la gente puede saludarse y debatir sobre política, sobre la vida y sobre el bien. Pero hay un ágora en cada lugar en el que dos personas dialogan sobre la naturaleza del mundo o donde alguien hace una propuesta para cambiar las cosas. Por tanto en Alcázar no hay un ágora hay decenas de ágoras. Hay un ágora en el viejo Casino o en el Ateneo, en el pleno del Ayuntamiento y en las asambleas de los partidos políticos. También hay un ágora en la fonda de la estación, en los Cuatro Ases, en la Viña “E” o en el Racimo de Oro, en la pizzería de Víctor, en la tienda de mi tío Pablo Fuentes, en la Rosa o en Casa de Eloy, en la cola de cualquier churrería un domingo por la mañana, en la sala de espera de oncología del hospital, en las asambleas de las cofradías en las que se crea un debate sobre si es mejor dedicar dinero a la procesión o a Cáritas, en las AMPAS, en las asambleas de las peñas, en el parque entre los “runners” y entre las sillas de ruedas de las residencias de ancianos. Cuánta filosofía en los confesionarios de nuestras parroquias, en el andén uno de la estación o en los asientos de los trenes camino de Madrid, en las mañanas de los lunes en el mercadillo, en las gradas del campo de fútbol un domingo por la tarde o en las salas del tanatorio Virgen del Rosario. Qué pena (dicho con todo conocimiento) quienes no han disfrutado de esa filosofía profunda a la sombra de un remolque en vendimia tras compartir un buen perol de migas o ajo patata o en los ratos de “salir a tomar el fresco” mucho antes de que el aire acondicionado y los televisores inteligentes nos robaran esos momentos de comunidad y sabiduría de vida compartida en las noches de julio. Hay un ágora en cada rincón en que alguien se cuestiona algo y lo comparte y ¿en qué momento dejamos de cuestionarnos cosas?

P. Dónde adquiriste tu vocación mediante la que en la actualidad, transmites a tus alumnos los asuntos más importantes de la vida como filósofo? ¿Paseando por qué calles de Alcázar de San Juan y en qué momento, pensaste que en el futuro, plantearías a tus alumnos la cuestión referente a si es más importante la educación de la inteligencia que la del corazón?

R. La educación es siempre un misterio, es algo que como sociedad vamos construyendo. Cualquier padre de un niño se da cuenta de lo mucho que ha cambiado la educación desde que ese padre pasó por las aulas. Se mantienen los edificios, las aulas, los recreos… pero nada más. José Antonio Marina repite con frecuencia un proverbio que recuerda que para educar a un niño hace falta toda la tribu. Toda la tribu educa a la siguiente generación en mayor o menor medida por ello es algo que depende de todos, no solo de los padres o los maestros… depende de toda la tribu.

Los educadores contamos con una ventaja respecto de las otras profesiones y consiste en que cuando un joven ha terminado la etapa secundaria ha pasado una enorme cantidad de horas con profesores por lo que le resulta bastante fácil distinguir si se siente llamado a esta labor o no y además sabe perfectamente qué es un buen educador y que es un educador mediocre. Recuerdo con cariño a mis profesores. Recuerdo a buenos profesores y a otros no tan buenos. Fue viendo a mis viejos profesores cuando surge el interés por la educación supongo que igual que en la mayoría de los casos.

En educación secundaria y bachillerato hemos vivido un cambio tremendo en los últimos quince o veinte años. Hemos pasado de un modelo en el que el profesor era el único depositario del conocimiento esencial para la vida a un modelo en el que el conocimiento está en Google. En la palma de la mano tenemos mucho más conocimiento del que cualquier profesor, cualquier claustro de profesores pueda atesorar jamás. Esto nos ha llevado a un momento de crisis. Si el profesor no es el depositario del conocimiento ¿qué papel tiene ahora el profesor? Es un momento de crisis y por tanto es un momento que puede ser apasionante. Si el profesor no tiene que estar profundamente pegado a los contenidos, al temario que tiene que dar obligatoriamente es posible que podamos dedicarnos a la otra gran tarea, a la tarea del preocuparnos por la persona que tenemos delante. Los contenidos de física, de arte, de filosofía son apasionantes pero es mucho más apasionante la persona, lo que vive, lo que sueña, lo que le preocupa, lo que le mantiene con ganas de vivir intensamente.

P. El ámbito educativo es uno de los que mayores cambios ha experimentado en los últimos años en nuestro país. ¿Qué factores serían necesarios para renovar la Educación y aplicar nuevas metodologías que respondan a las necesidades actuales? ¿Estás firmemente convencido de que el sistema educativo debe hacer prevalecer la educación en valores?  ¿Cómo está cambiando la Educación?

R. En educación tenemos que atender a unas cuantas urgencias. Una de ellas es este cambio de paradigma que genera muchísima inseguridad. El modelo de profesorado que nos tocó vivir a mí generación y a las anteriores no nos vale en la actualidad. Cursé la primaria con la generación en la que el que tenía una enciclopedia en casa y varios libros de la desaparecida editorial “círculo de lectores” se podía considerar una persona culta o incluso bastante culta. Ir a la biblioteca a hacer un trabajo sobre… “La Ilustración” era algo más que normal. Acabé mi formación secundaria con algo que tenía una pinta asombrosa: “La Encarta”, una de las primeras enciclopedias en cd-rom. En algo más pequeño y manejable que un disco de vinilo teníamos lo que ocupaba una pared entera de una biblioteca. Hoy un profesor de historia puede conocer muy bien la Revolución Francesa y puede ir a clase con los apuntes dispuesto a desarrollar cada una de sus fases, con rigor, claridad y coherencia, incluso con una temporalización ajustada. Si un alumno ha decidido ver en Youtube la tarde anterior un par de documentales sobre este tema el conocimiento ha dejado de estar en manos del profesor. El conocimiento es un conocimiento compartido al menos entre dos personas. El profesor se ha convertido obligatoriamente en un acompañante de una aventura. Un acompañante ilusionado, apasionado, que se deja sorprender por los descubrimientos de otros, que anima a seguir investigando, a no quedarse con la primera impresión, a no conformarse con la Wikipedia sino que anima a investigar, descubrir y discernir sobre otras fuentes. Las administraciones y los políticos parecen no ser conscientes de ello.

Es urgente una disminución de la ratio profesor/alumno. Un profesor con un grupo reducido es mucho más eficiente que un profesor con un grupo de más de treinta alumnos. ¿Qué es un modelo más caro? Por supuesto, pero entonces lo que yo me planteo es que si en nuestros hogares hacemos lo imposible por dar la mejor educación a nuestros hijos y posponemos gastos o incluso nos endeudamos si consideramos que el gasto en la educación de nuestros hijos es prioritario ¿por qué no podemos hacer lo mismo desde el punto de vista político y social? He conocido a una familia que se ha trasladado a Dublín durante dos años para que los hijos aprendiesen inglés mientras que los padres hacían varios viajes a la semana en Ryanair a Madrid… y recomiendan su experiencia. Otro compañero se fue a Estados Unidos también dos años con el mismo objetivo y allí les tocó vivir absolutamente de todo, incluso un tiroteo en un instituto cercano. Es un esfuerzo que una familia se puede plantear, en cambio, desde el punto de vista social y político pretendemos que la educación nos cueste lo menos posible. Tenemos que ser conscientes de que en educación jugamos con nuestros hijos y por tanto con nuestro propio futuro, es un material muy sensible que tenemos que cuidar entre todos… aunque salga un poco más caro.

¿La escuela tiene que educar en valores? “Educar en valores” es una expresión totalmente desgastada y que a mí, al menos, no me dice nada. ¿Se puede educar sin valores? Se podría adoctrinar, volcar contenidos pero nunca educar. Educar va siempre unido a valores. Los valores no se enseñan, se contagian. Un niño aprende lo que es ser honrado cuando lo ve en sus mayores y en sus amigos. No se trata de buscar en Wikipedia lo que es la honradez, se trata de vivirlo en casa cuando ve que sus padres son honestos a la hora de hacer la declaración de la Renta, cuando sus padres dan un golpe aparcando al coche de al lado y dejan una nota con su móvil para poder hacer el parte amistoso de siniestro o cuando hablan con respeto y cariño de los abuelos, los hermanos, los cuñados, de los vecinos o de ese presidente del gobierno o esa alcaldesa que no nos acaba de convencer del todo pero que sin embargo somos capaces de respetar e incluso valorar sin ningún tipo de problema sus aciertos. Un niño descubre el valor del perdón no después de escribir una redacción sobre lo importante que es perdonar sino cuando realmente perdona y se siente perdonado.

P. En tu trabajo diario tienes que dominar nuevas tecnologías, gamificación, trabajo por proyectos, inteligencias múltiples, rutinas de pensamiento, trabajo cooperativo, personalización de la enseñanza, bilingüismo… y además has de entusiasmar y sorprender… ¿La educación se ha convertido en un parque temático de las propuestas metodológicas activas?

R. Hablábamos hace un momento de crisis en el modelo educativo. En un momento de crisis las alternativas proliferan. Todo el mundo parece tener una solución a los problemas y las alternativas que se nos ofrecen son las que has mencionado en la pregunta… una auténtica locura pretender que la escuela abarque todo ese abanico. Parte del problema es que la escuela se ve sometida inevitablemente al interés económico y empresarial. Tengo un método de matemáticas revolucionario con el que los niños aprenden ecuaciones en segundo de primaria ¿me lo compras? Los niños de hoy tienen que estar en un sistema bilingüe ¿me lo compras? Los niños hoy necesitan una medicación porque tienen trastornos de la atención e hiperactividad. ¿Me compras el medicamento que te lo va a solucionar? En nuestro colegio trabajamos las inteligencias múltiples… en el de enfrente no. Por eso lo del parque temático… Hace un tiempo escuché a Juan Antonio Alarcón decir que en los colegios necesitamos cierta homogeneidad, que no podía ser que en 4º A vivieran en la Warner porque cada día es una aventura, un proyecto, una dinámica distinta, mientras que en 4º B vivían todavía en las cuevas de Altamira. Me parece un símil muy acertado y divertido porque nadie quiere que su niño vaya a la época de las pinturas de Altamira y… bien pensado nos puede dar un poco miedo algunas de las montañas rusas de la Warner.

P. La  afirmación “estudiar una carrera de letras es sinónimo de paro asegurado” es cada vez más frecuente. Es generalizado el hecho de que en un mundo cada vez más tecnológico los estudios de Humanidades como Filosofía, Historia del Arte, Antropología y carreras afines nunca van a estar entre las carreras con más salida laboral?  ¿Sobrevivirán las Humanidades al siglo XXI? ¿Qué pueden aportar las Humanidades a la tecnología?

R. Renunciar a las humanidades y a su estudio es renunciar a lo que nos hace humanos. El arte, la poesía, la filosofía nos ponen frente a nuestra propia humanidad. Cuando los adolescentes en clase debaten sobre la importancia del dinero para ser felices y cuentan historias de estrellas de rock o actrices que decidieron quitarse la vida frente a la serena felicidad de alguien aparentemente más pobre se están enfrentando a nuestra misma humanidad. Cuando opinan sobre si es preferible la ignorancia o el conocimiento en el caso de una enfermedad terminal, cuando debaten sobre la acogida de los inmigrantes también nos enfrentamos a lo que somos. Cuando leen y comprenden la carta a José María Palacio de Antonio Machado y buscan en google maps qué es “El Espino” y descubren que es el cementerio de Soria y que Machado pide a un amigo que suba flores a su esposa recientemente fallecida en ese momento no es raro escuchar una expresión malsonante de sorpresa. Cuando descubren que “Las Hilanderas” o “Las Meninas” cuentan mucho más de lo que aparentemente muestran… Cuando entienden toda la ironía y el sarcasmo que hay detrás de la escena del Yelmo de Mambrino, el misterio que encierran las segundas partes de nuestro “Quijote” los chicos se enfrentan a nuestra propia historia, a nuestra propia humanidad a nuestro mismo ser. No tenemos ningún derecho a arrebatarles este privilegio por mucho que parezca que hay que aprender cosas más útiles.

P. Bullying, sexting, adicciones… Desde los medios de comunicación los mensajes hacia internet o redes sociales y adolescentes son en general muy negativos. ¿Crees que los padres, en general, están informados sobre lo que hacen sus hijos en las redes? ¿Cómo crees que influyen las redes sociales en los adolescentes? ¿Qué sugerencias darías a los progenitores, y los colegios, para atajarlo?

R. Comencé a preocuparme por las redes sociales hacia 2005. Hubo un problema en el colegio y varios profesores  pensamos “no sabemos la que se nos viene encima” y empezamos a contar a quien nos quería escuchar lo que era Hi5, Sonico, Messenger, Myspace, Fotolog. Hoy somos todos mucho más conscientes de los riesgos de las redes que básicamente son los mismos que hace quince años: las imágenes que se comparten, las imágenes que los chicos tienen de sí mismos y los comentarios. Cada vez hay menos padres con “analfabetismo digital” y es más fácil el diálogo. El problema hoy no está en el desconocimiento sino en la necesidad de buscar tiempos y espacios para el diálogo. Todo nos invita a vivir hacia afuera y necesitamos más que nunca encontrar espacios y momentos para vivir hacia adentro de cada uno y posiblemente hacia el interior de nuestra familia. Nos cuesta enormemente entrar en el mundo de los adolescentes porque sabemos que no es el nuestro, porque es un terreno complicado y frecuentemente poco agradecido. La opción cómoda es dejar que los chicos hagan su vida sin entrar mucho en ella, creo no equivocarme si digo que posiblemente es lo que nos tocó vivir a nosotros. Sin embargo la realidad es que es necesario remangarse y entrar en el mundo del adolescente. Aunque nos dé miedo, aunque nos parezca un mundo que nada tiene que ver con el nuestro (prueben a ver algún vídeo de un youtuber de moda) aunque nos salga mal, aunque tengamos la sensación de que los dos preferiríamos cualquier otra cosa antes de hablar con el otro. Los chicos lo necesitan incluso aunque no lo reconozcan. Necesitan referentes a los que agarrarse en un tiempo de tanto cambio… y uno de esos referentes tenemos que ser sus padres. Muchas veces nos va a salir mal y pese a nuestro esfuerzo vamos a obtener un rechazo por respuesta, es verdad, pero hay que intentarlo. Hace unos días uno de los fundadores de Wikipedia en una charla nos invitaba a escribir en Google “tengo 14 años y…” y así comprobar lo que buscan los chicos en las redes. Deberíamos hacer todos la prueba y sacar nuestras  propias conclusiones.

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