ENCUENTRO CON NUESTROS MAYORES

JUSTO LÓPEZ CARREÑO. Una jornada escolar es la metáfora de toda una época y quizá de toda una vida

Por Antonio Leal Jiménez

Era el tricentésimo trigésimo primer día del año en el calendario gregoriano cuando Justo vino al mundo. Su destino profesional estaba escrito. Esa misma fecha fue declarada como el día del maestro en España en honor al oscense San José de Calasanz, fundador de la escuela gratuita en Europa, en una época que la educación tenía destinatarios casi exclusivos a los miembros de familias adineradas.

Procede de una familia muy conocida. Su padre, Justo López (Jaro), jugador de fútbol de 1ª División en el Racing de Santander y después comerciante de ultramarinos y de Rocío Carreño, Belleza de la Región según la revista Mundo Manchego de 1952 y vendedora de ultramarinos junto a su marido. Casado desde hace 41 años con Pepy García del Pulgar, son padres de una hija (Alba), que le ha dado tres nietos (Martina, Leticia y José) y de un hijo (Héctor).

Cursó estudios primarios en el Colegio de la Stma. Trinidad de Alcázar de San Juan, hasta obtener el título de Bachiller Superior, Magisterio en la Escuela Normal de Ciudad Real y la licenciatura en Filosofía y Ciencias de la Educación en la UNED.

Ha ejercido como maestro nacional en San Carlos del Valle, Herencia y en el Colegio “Juan de Austria” de Alcázar de San Juan donde fue director durante tres cursos. Se especializó en Educación Física, área en la que ha trabajado durante más de quince años. Posteriormente pasó por oposición al cuerpo de Profesores de Enseñanza Secundaria y ha sido Jefe del Departamento de Orientación del Instituto “Isabel Martínez” de Pedro Muñoz durante ocho cursos. Después llegó al Centro de Profesores de Alcázar de San Juan como Asesor de Orientación hasta su cierre administrativo. Se reincorporó al IES “Miguel de Cervantes Saavedra” como Jefe del Dpto. de Orientación y en él permaneció durante tres cursos hasta el mes de noviembre de 2014 que pasó a la situación de jubilado laboral.

Fuera de ese ámbito, su vida ha estado ligada al deporte como aficionado, también motivada por sus prácticas educativas y, paralelamente, la escuela que le abrió a la lectura y a la escritura, que han sido otras de las aficiones que ha cultivado y que le han ido llenando muchos momentos de ocio y dedicación.
Ha sido Monitor de Mini básquet, Balonmano, Atletismo y Voleibol. También posee el título de Socorrista por la Cruz Roja. Ha trabajado como monitor de la Escuela Municipal de Atletismo de Alcázar de San Juan y como coordinador del Plan de Apoyo a la Educación Física en los Colegios. Perteneció como miembro a la Junta Rectora del Patronato Municipal de Deportes de Alcázar de San Juan. En 1989 corrió la Maratón Popular de Madrid. En la actualidad practica activamente el ciclismo y ha logrado coronar algunos de los grandes puertos de montaña como el Tourmalet, Alpe D’Huez, Aubisque, Marie Blanche, Ordino Arcalis, La Bonette, etc.

Ha realizado diversas incursiones en el mundo literario a través de colaboraciones en publicaciones como “Arcón de Poesía” de la Asociación Cultural “Abrego” y de la revista “La Veleta del Sastre” de la que fue cofundador en 1994. Ha colaborado de forma intermitente y puntual en publicaciones como Canfali, El Semanal de la Mancha, Lanza, Cuadernos de Pedagogía, Educar, así como en varias revistas de carácter escolar.

Tiene dos poemarios inéditos y una página web y dos blogs en Internet en los que expone periódicamente sus comentarios, relatos, poemas y otras creaciones sobre diversos temas. Es autor de dos biografías de deportistas alcazareños bajo los títulos “Del Orujo a Chamartín” del futbolista alcazareño Jaro y “Una apoteosis breve para un largo recuerdo” del baloncestista e Hijo Predilecto de Alcázar, Vicente Paniagua, esta última aún pendiente de su presentación.

Nos encontramos con una persona sencilla que ha vivido de su trabajo y consciente de sus muchas limitaciones que le han obligado a mantener la tenacidad y el esfuerzo como valores indispensables. Hasta que se jubiló no había salido del entorno escolar, bien como alumno, como maestro y como orientador educativo en su última etapa.

Vivimos una época de crisis de paradigma y transformación de la enseñanza. En este sentido, conocer los fundamentos de los modelos educativos contribuye a enriquecer el debate y evita que las propuestas sobre innovación educativa sean superficiales. Fundamentalmente será el tema que trataremos en nuestro “Encuentro”.

PREGUNTA: En el Oráculo de Delfos, antes de plantear cualquier consulta a los dioses, obligaba al viajero a investigar su propia esencia. Este, y no otro, debía ser el punto de partida para comprender el mundo. ¡Conócete a ti mismo! eran las palabras que aparecían inscritas en el pronaos del templo de Apolo. ¿Consideras que el autoconocimiento es la esencia de la madurez humana? ¿Formamos parte de esa sociedad que sigue actuando sin reflexionar, que culpabiliza a otros de sus fracasos y que continúa conjugando mal la honestidad? ¿Saber quiénes somos nos ayudará a conocernos mejor y también a conocer a los demás?

RESPUESTA: El problema de conocerse a sí mismo y formar el autoconcepto es que no resulta nada fácil. Muchas veces las personas se minusvaloran sobre sus capacidades y posibilidades, con lo que no desarrollan todo su potencial, y en otras ocasiones sucede todo lo contrario. Por tanto, creo que es bueno acercarse a un juicio lo más realista y objetivo posible y eso solo puede darse cuando te sometes a pruebas socialmente validadas con criterios sólidos y comprobables.
Pero, por otra parte, no hay nada más desalentador y además falso que escuchar a una persona decir que no vale para estudiar. Todos tenemos nuestras capacidades en mayor o menor medida y de lo que se trata es de desarrollarlas mediante el estudio y la práctica lo más que se pueda.

P. El romano Plinio explicaba que “Ninguna pregunta tendrá sentido si primero no respondemos la más importante”: ¿Quién soy yo? ¿Qué es el ser humano? ¿Qué conlleva la experiencia humana respecto a qué es el tiempo?

R. Estas preguntas de alta enjundia que me planteas te las respondería leyéndote un poema de uno de mis poetas favoritos, León Felipe, que se titula “Alturas” y que termina diciendo que “…fuera del tiempo y del espacio,/ el hombre no se verá ya / ni grande ni chico, ni bueno ni malo”.

P. Una faceta muy importante de tu trabajo como educador ha sido la reflexión y la tarea investigadora. ¿De dónde proviene tu amor por la enseñanza? ¿Consideras que los docentes debéis ser la conciencia educativa de la sociedad?

R. Yo no lo llamaría amor por la enseñanza sino entrega al ejercicio de una profesión que vas descubriendo a medida que la ejerces. Después, se reflexiona sobre lo que te ha dado buen resultado y se analizan las críticas que vas recibiendo para corregir desajustes.

Yo he seguido diversos modelos pedagógicos que me han resultado útiles. Por ejemplo, la pedagogía Freinet y sus técnicas, las cuales no pierden vigencia porque tratan de dar protagonismo al alumnado mediante fórmulas como el texto libre, el estudio del medio, el trabajo cooperativo, etc. Pero todas ellas bajo la idea de la escuela como entidad transformadora de la sociedad a la que está vinculada. Si la escuela no prepara para la vida en el sentido de mejorarnos como individuos y como colectivo creo que no cumple su sentido más genuino. El alumnado tiene derecho a experimentar, emitir hipótesis, cometer errores, cuestionar el pasado, preguntar sobre su entorno, sobre los engranajes socio-económicos. Hoy Freinet estaría encantado de disponer de los medios que proporcionan la informática y la digitalización para dar la palabra a los educandos y usar el gran almacén de datos que proporciona internet para elaborar tareas y fomentar el espíritu crítico.

P. Eres un profesor que ha dedicado parte de su vida a estudiar y que lo ha pasado muy bien enseñando a los demás. Tu magisterio ha adquirido una notable estima y reconocimiento de muchos de tus antiguos alumnos. A través de la poesía has enseñado en el aula que las palabras usadas deben transmitir paz y nunca la ira ni el odio. ¿Por qué hay tanto odio en el mundo?

R. Sería muy pretencioso por mi parte querer descifrar dos de los misterios más genuinos del comportamiento humano como son el amor y el odio. Si nos atenemos a una de lasdefiniciones de educación que más me ha satisfecho desde siempre es considerarla como el perfeccionamiento intencional de las capacidades específicamente humanas y, por consiguiente, al menos la intencionalidad de los educadores debe contribuir a generar conductas positivas.

Además, la poesía tiene ese componente reflexivo y profundo de que los mensajes calan en la mente y operan en la conducta de manera inconsciente gracias a su sonoridad estética.

P. Parece que en la actualidad las/os niñas/os entran en la escuela con ganas de aprender y salen de ella con ganas de aprobar. ¿Realmente aprenden cosas sin que entiendan el verdadero sentido de por qué se les está enseñando? ¿Qué importancia tiene educar la personalidad de los discentes para que obtengan los suficientes recursos intelectuales, emocionales y éticos? ¿La familia está sufriendo muchos cambios y esto hace que la educación sea mucho más compleja?

R. Para responderte a este bloque de cuestiones que me planteas te diría que habría que delimitar tres conceptos que pueden aclararlo. Se trata de diferenciar educación, escolarización y cultura.
La educación es el fin último que inspira cualquier proceso de mejora personal, que está en la base de todos los individuos, de las familias y de casi todos los grupos sociales. Todos tenemos algún tipo de educación, buena, mala o regular en función de diversos factores e influencias.

Luego está la escolarización, que es un proceso relativamente reciente en el tiempo. En España hasta la Ley de Educación de 1970, con Villar Palasí como ministro, no hubo obligatoriedad de escolarizarse. Pero los estados y las diversas comunidades y colectivos tienden a organizar el hecho educativo imponiendo plazos, programas, sedes, instituciones y requisitos de obligado cumplimiento que conforman lo que se conoce como sistema educativo. A veces, el sistema educativo requiere el aprobado por encima de lo que encierra la auténtica realidad de quien lo consigue y se producen los desajustes. También puede darse la paradoja de que una persona con escasa escolarización alcance valores educativos importantes y a la inversa, personas con amplia trayectoria académica y numerosos diplomas y títulos dejen mucho que desear en el modelo educativo que adquieren.

Por último está la cultura, que es el modo en que nos desenvolvemos como personas y con nuestro entorno. Todos nos comportamos de algún modo ante las exigencias y desafíos de la vida. Y esas respuestas se corresponden con nuestra cultura, con nuestro modo de entender y de hacer las cosas al que han contribuido nuestra escolarización y nuestra educación previas. También la cultura supone “cultivo”, por eso las personas más cultas son las que se han cultivado más.

P. ¿Consideras que los sistemas educativos responden a las necesidades de los colectivos y personas que los integran? Es decir, ¿la formación de las personas en el mundo actual es la más adecuada?

R. Como dice nuestro ilustre paisano Antonio Moreno en uno de sus ensayos más lúcidos, titulado “Desde mi pupitre. ¿Esplendor, regresión o fatiga del sistema educativo?”, creo que los sistemas, o sea, la regulación de las tareas educadoras, van siempre por detrás o al margen de las necesidades reales y, por tanto, no suelen responder a los retos que se nos plantean.

Yo considero que hay saberes que siempre serán necesarios, independientemente de su valor académico. Uno siempre necesitará conocer y controlar su cuerpo como medio de mantener y mejorar su salud. Hay saberes domésticos que han estado denostados o bien adjudicados a las mujeres como únicas receptoras, cuando realmente todos nos veremos obligados a cocinar, planchar, limpiar, llevar la economía personal y familiar, etc., independientemente de la tarea profesional que desempeñemos y eso no ha tenido históricamente cabida en la formación básica de nuestra ciudadanía. También, como dice Antonio, todo el municipio debería ser una gran escuela y en ese municipio todos debemos asumir nuestra responsabilidad educativa.

P. Ahora se habla de la docencia como una profesión moderna, integrada, estimulante, reconocida… Y, sin embargo, la labor de enseñar ha perdido prestigio social en nuestro país en los últimos años. ¿Cuáles consideras que son los motivos principales? Hay una hermosa frase kantiana que dice: “el ser humano es lo que la educación hace de él”. ¿Tiene algo que ver?

R. Al menos en este país nuestro llamado España, la educación nunca ha sido prioridad de casi ningún gobierno, salvo honrosas y breves excepciones. Es cierto que se han logrado tasas importantes de escolarización y se han invertido muchos recursos, pero la figura del docente aún está por ser reconocida como lo está en otros países más avanzados cuyos resultados y rendimiento académicos se reflejan luego en informes como PISA y otros similares que denotan la importancia social de sus educadores. Por otra parte, en este trabajo no somos los primeros que empezamos ni estamos aislados sino que estamos incluidos en una tradición larga, histórica, -que formará una gran escalera- de aquellos que enseñan y educan y esto es siempre un juego en equipo.

P. Algunos autores de nuestra época señalan que el aprendizaje no es importante, sobre todo ahora que tenemos tantos medios de conocimiento e información. ¿Consideras que lo importante es crear libertad intelectual y capacidad de pensar? ¿Qué es más importante enseñar a leer o entender lo que implica el conocimiento del lenguaje?

R. Hace años, cuando yo estudiaba Pedagogía en la UNED, se hablaba de que en el futuro los educadores serían “ingenieros del aprendizaje”, es decir, se trata no de acumular conocimientos, puesto que ya están todos al alcance de un clic, sino de enseñar a pensar sobre el uso de esos conocimientos para la resolución de problemas, que es en definitiva lo que se entiende por inteligencia, pese a que hoy la inteligencia no es un concepto unívoco sino que se habla de inteligencias múltiples y de inteligencia emocional como modos más precisos de entender lo que se pone en marcha cuando se activan estas facultades humanas.

P. ¿Existen dos mundos opuestos como son el de los expertos teóricos y pedagogos de Ministerio, y el de los profesores en su práctica docente diaria en las escuelas? ¿Qué piensas de los nuevos métodos pedagógicos innovadores como la clase al revés, el aprendizaje basado en proyectos, los colegios sin asignaturas ni exámenes…?

R. Pues mira, creo que los sistemas educativos se ven influenciados por múltiples intereses y que conjugarlos con armonía es un reto complejo. Al final no son los expertos teóricos ni los propios profesores en su aula quienes diseñan la práctica, sino las editoriales de libros de texto y otros materiales didácticos que están bajo el control de poderosos grupos ideológicos y económicos que de esta forma mantienen su poder y su influencia de modo indirecto pero efectivo al proyectar un modelo de sociedad y de persona acorde con sus creencias e intereses.

P. ¿Qué importancia tienen, o deberían tener, los libros para todos, como personas y como sociedad? ¿Qué significan para ti los libros? ¿Crees que los seres humanos somos fundamentalmente memoria y lenguaje?

R. El filósofo Emilio Lledó en su publicación “Los libros y la libertad” escribe: “De mis libros, de las bibliotecas que he frecuentado, aprendí el diálogo y la libertad de pensar. Durante siglos fueron los libros los vencedores del carácter efímero de la vida. Por eso fueron tachados, prohibidos, quemados, por los profesionales de la ignorancia y la mentira. Pero siguen vivos, tienen que seguir vivos, conservando la memoria y la inteligencia”. No puedo estar más de acuerdo con estas palabras.

Y respecto al lenguaje creo que debemos cuidarlo, pues en el trabajo educativo es una herramienta muy potente que nos debe alejar de la charlatanería por un lado y por otro de la permanente inclinación a “vender la moto” de nuestros intereses particulares y arbitrarios.

P. Después de 25 siglos si leemos La República o el Fedón de Platón, o la Metafísica de Aristóteles ¿Todavía nos dicen cosas? ¿Qué nos pueden enseñar los filósofos griegos para nuestra vida cotidiana? ¿Podemos leer a cualquier otro autor de cualquier época, con pasión y con aprendizaje?

R. Por supuesto que los filósofos clásicos nos siguen diciendo cosas. Somos griegos en nuestros genes más remotos. Es curioso que cuando un gobierno totalitario llega al poder, lo primero que suele hacer es minimizar o eliminar la Filosofía de los planes de estudio. Este gesto indica su vigencia, su valor educativo y su interés a la hora de formar una ciudadanía crítica y reflexiva. Los filósofos son el soporte del entendimiento de la realidad que nos rodea y nos ayudan a plantearnos las cuestiones fundamentales de nuestra existencia.

Necesitamos que la lectura crítica de la realidad y del lenguaje que la nombra y la conforma se convierta en una práctica cotidiana.

P. ¿Nos pueden enseñar los libros a ser felices y ayudar a vivir mejor? ¿Has sentido alguna vez la voz de Cervantes diciéndote “Justo, hace mucho tiempo que no me lees o de Aristóteles recordándote que lo tienes olvidado?

R. Sentir la voz de los grandes escritores o intelectuales queda bien como imagen poética, pero no hay que olvidar que educar significa etimológicamente sacar lo que llevamos dentro. Es de algún modo lo que Bécquer expresó en su poema del arpa olvidada. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas/… esperando la mano de nieve que sepa arrancarlas!

P. En plena «revolución digital como la que nos encontramos, ¿Piensas que es posible practicar una educación tecnológica desarrollable en las redes y plataformas virtuales? ¿Está la educación a la altura de nuestro tiempo? ¿Y nuestro tiempo, se encuentra a la altura de la educación?

R. Los espacios de comunicación se están volviendo cada vez más virtuales y, como consecuencia, estamos perdiendo la capacidad de empatía y de conocimiento directo de las cosas. Esto no es negativo para ciertos aprendizajes, pero otros no pueden desarrollarse si no es con la práctica real. ¿Se pueden desarrollar las capacidades físicas básicas -resistencia, velocidad, fuerza, agilidad, etc.,- sin ejercitarlas?

Por supuesto que las plataformas virtuales son medios excelentes que facilitan el acercamiento de muchos saberes, pero depende de cómo y quién los maneja. Por ejemplo, te diría que Google no es neutral. La información más básica que nos hace llegar, que es sobre la que nosotros construimos nuestra visión del mundo y en la que basamos nuestras decisiones, ya no es neutral, sino que de algún modo está mediatizada de una forma que nosotros no controlamos.

P. ¿Puede ser la televisión y las redes sociales un elemento de cultura? ¿Las consideras como la caverna de Platón? ¿Desde el punto de vista educativo cuál es su principal aportación?

R. Cualquier medio por el que nos cultivamos, en el sentido que he planteado anteriormente, es un medio de cultura, porque nos hace que modifiquemos nuestra manera de hacer las cosas. Por tanto, su principal aportación es que nos acercan a múltiples saberes, pero claro, luego hay que comprobar si esas aportaciones resuelven adecuadamente nuestros problemas y damos las respuestas idóneas a lo que se nos demanda, que es la verdadera conducta inteligente.

P. El deporte ha sido considerado tradicionalmente un medio apropiado para conseguir valores de desarrollo personal y social. ¿Su práctica ha sido un referente en tu desarrollo profesional? ¿Crees que los deportes de equipo son mejores para los niños que los individuales? ¿Qué beneficios aporta el deporte a la educación?

R. El deporte como medio para el ejercicio físico y mental es para mí una necesidad básica, como la lectura y la escritura. Eso sí, al margen de la alta competición, que eso es otro mundo.

En los ámbitos escolares y aficionado, que es donde yo me he movido, creo que el deporte ayuda a consolidar hábitos que son imprescindibles para desarrollarnos como personas.

Yo he practicado varios deportes desde niño, especialmente el fútbol, pero también el baloncesto, el voleibol, el atletismo y finalmente el ciclismo, dado que es el que mejor suple el desgaste propio del envejecimiento y permite modular su práctica en relación con tus posibilidades.

En la actualidad tengo hábitos consolidados y salgo en bicicleta tres veces en semana y hago en cada salida entre 70 y 90 kms. a un ritmo no inferior a los 25 k/h. Luego lo alterno con caminatas y con alguna sesión de tonificación muscular y estiramientos. ¿Eso es mucho o poco para una persona de 66 años? Pues depende de con quién te compares. Hace unos años, cuando subí el Col del Tourmalet junto a unos amigos, nos encontramos con un ciclista italiano de 84 años que tenía el mismo objetivo, llegar a la cima.
Respecto a la conveniencia o no de los deportes individuales o colectivos, pienso que todos aportan algo.

El ciclismo, que aparentemente es individual, tiene en el equipo un respaldo importante porque contribuye a la solidaridad en la ruta, a la convivencia y a la comparación de fuerzas en las distintas edades y situaciones. Además es muy curioso como entre los grupos de aficionados, si se hiciera un sociograma de relaciones, aparecerían las aceptaciones, rechazos y liderazgos de cualquier otro grupo humano y deportivo.

P. ¿Qué lugares de interés artístico y patrimonial de Alcázar de San Juan recomiendas que hay que visitar?

R. Desde un punto de vista afectivo, por razones obvias, mi lugar preferido es la Plaza de España y la zona del Jardinillo, pese a los vaivenes de las distintas remodelaciones que la han maltratado.

Después, me gusta mucho ir al cerro de los molinos y contemplar la inmensidad de la planicie desde ese privilegiado balcón.

En tercer lugar me parecen excelentes los pabellones deportivos que disfrutamos en Alcázar y que se han convertido en los verdaderos templos de la modernidad, donde la ciudadanía disfruta de parte de su tiempo de ocio junto a las superficies comerciales que ocupan otra buena parte.

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