Adiós a Ignacio Gavira Pérez de Vargas

photo_camera En Torremolinos (1957) . Foto web Heráldica Hispánica

Tarde y con mucha pena recibimos esta semana la triste noticia de la muerte de nuestro colaborador Ignacio Gavira Pérez de Vargas, fallecido el domingo de Feria, día 3 de septiembre, en Málaga, a los 91 años.

Para quien escribe, Ignacio fue siempre un hombre atento, diligente, muy amable, diría encantador, con una salud complicada en los últimos años, pero con un humor y disposición envidiables, siempre positivo y dispuesto a escribir y colaborar con este medio de comunicación (ahora en El Semanal, antes en Canfali). Recuerdo la última conversación que mantuvimos por teléfono no hace mucho tiempo, cuando le solicitamos una colaboración para nuestra edición especial de Semana Santa y quiso -aunque finalmente no pudo- agarrarse de nuevo a la pluma para relatarnos alguna de sus divertidas opiniones y particulares aventuras … Me dijo, “lo voy a intentar, aunque ya mis manos apenas pueden …”.

Quiero desde aquí agradecer sus muchos textos y colaboraciones (me viene a la cabeza su libro “Tráfico catastrófico” y sus numerosos artículos a favor de la velocidad) y sobre todo el esfuerzo por escribir de los últimos años. Recuerdo atropelladamente sus entretenidos relatos familiares, sus anécdotas en el banco, su manejo sutil del lenguaje, siempre realista, muy acertado, entre la ironía y el fino humor.

Un hombre abierto al que vamos a echar de menos, una firma cercana que siempre tendrá un lugar destacado en la hemeroteca de este medio de comunicación.

Padre de seis hijos, Ignacio solía abrirse en sus escritos. Se presentaba tal cual era... "Nací en 1932, y desde que tuve uso de razón, ya sobre 1942, siempre mantuve una idea persistente, pero además constante. La de pensar. Pienso siempre y si tengo tiempo. Nunca paro de pensar. Mi padre, un docto oficial de Infantería de Marina, solía llamarme “mosquito rumiante” por una sola razón: Cuando en algún momento yo asistía a alguna reunión familiar o amistosa y, en el transcurso de ella, la conversación derivaba hacia algún otro tema diferente, yo interrumpía la conversación para preguntar o aclarar algo de lo que se había hablado media hora antes... En la actualidad, tengo ya 90 años y sigue pasándome igual".  (“Recorrido por la Historia”, extra de Navidad 2021):            

Empleado de Banca, jubilado, inventor, escritor y articulista de prensa, Ignacio Gavira Pérez de Vargas, natural de Estepona, se casó con Carmen Tomás Ropero, empresaria de Ronda; y, según nos recuerda su hijo Emilio (actor que da nombre al Teatro Auditorio Municipal de Alcázar y que es el menor de seis hermanos), llegó a Alcázar de San Juan para ponerse al frente de una sucursal bancaria e instalarse en esta ciudad con su familia.

Residió en nuestro pueblo durante décadas, hasta que una vez jubilado regresó a Málaga, donde ha permanecido hasta el final de sus días. Emilio nos explica también que a raíz de la muerte de su hermana mayor, este mismo año, su vitalidad se ha ido apagando, hasta que el domingo de Feria su cuerpo ya no quiso continuar.

Incinerado, sus cenizas descansarán pronto en Casares, el pueblo donde nació su madre y donde su familia le rendirá un sencillo y cálido homenaje al que desde aquí nos sumamos de corazón. IGNACIO, DESCANSA EN PAZ.

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