ENCUENTRO CON NUESTROS MAYORES

DOMIN VILLAREJO: “He intentado hacer mi trabajo lo mejor que he podido, con dignidad y honestidad”

Por Antonio Leal Jiménez

A las 1:45h P.M., de un jueves, día en el que los ciudadanos del mundo, entre toques de queda, todo tipo de restricciones y llenos de soledad y esperanza, despedimos el año que estaba a punto de terminar, la voz de Domin sonó por última vez en las noticias comarcales de Onda Cero de Alcázar de San Juan. Después de más de 35 años de dedicación a la radio, 32 en Onda Cero y 3 en Radio Cadena, siempre con un carácter comarcal, había decidido pasar a una merecida etapa de “iubilare”, que nada tiene que ver con su vida como periodista, profesión por la que siente un gran amor. Le gusta más escribir que hablar por lo que, el periodismo escrito lo combinó con el de radio durante más de veinte años como corresponsal de EFE, y en los diarios La Tribuna y Lanza, ambos de Ciudad Real, escribiendo una página diaria de Alcázar y su comarca.


A veces como periodista no deja de preguntarse cuál fue el motivo de haber elegido una carrera que cuesta tanto remontar desde lo personal, profesional y económico, profesión que dice ser más que un trabajo, un estilo de vida. Se siente periodista de corazón y coincide con García Márquez cuando afirma que “el periodismo es la mejor profesión del mundo”. Como buena espectadora de los magníficos documentales que había en TVE, se sintió atraída por ellos y llegado el momento de elegir sus estudios superiores, se decantó por licenciarse en Ciencias de la Información, sección Periodismo, en la Universidad Complutense de Madrid y también en una Escuela de Arte porque le gustaba el diseño y la moda.


Los últimos años en lo personal, han sido años complicados y dolorosos y en cierto modo todavía no los ha superado. Viuda, madre de dos hijos, sus orígenes se encuentran en una de las localidades que mantienen sus tradiciones manchegas llena de ermitas como la de Nuestra Señora del Egido, la de Santa Ana, la de San isidro y la del Cristo de la Salud, que nos hablan de sus costumbres populares y religiosas. Nos referimos a La Puebla de Almoradiel, pueblo de cazadores, buen vino, y con muy buenas personas.


Domin es una persona muy profesional, llena de humanidad y muy sensible ante los colectivos más desfavorecidos. Quienes la conocen bien dicen que “sabe escuchar, tiene talento y un profundo olfato”. Por nuestra parte destacamos sus amplios conocimientos, lo que le hace dominar los temas, resulta ser muy creíble para todos los que la han escuchado y leído, por su precisión y el rigor y muy comprometida con la información. Nunca ha pretendido ser la protagonista de la noticia, y siempre ha buscado y encontrando las palabras y el tono poniéndose en la piel de la audiencia. La búsqueda de la verdad ha sido su objetivo. Tiene una gran capacidad por sacar de los entrevistados lo que a veces ellos no han sabido cómo explicarlo. Ha ejercido el periodismo con una fuerte valoración de la verdad y un profundo anhelo de libertad y justicia, a pesar de que su profesión atraviesa por un difícil momento de credibilidad, profundidad y permanencia.


PREGUNTA: Tantas horas detrás de un micrófono, te ha llevado a preguntarte alguna vez ¿Qué hago con mi vida? ¿Cómo se ve a la gente a través del micrófono? ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de los radioyentes?
RESPUESTA: Yo creo que en cualquier trabajo, tras varias décadas, te acabas preguntando, si era eso lo que querías de verdad. Al final, a las personas nos gustan muchas otras cosas y acabamos deseando hacer aquello para lo que no tenemos tiempo o posibilidades.
    En todos estos años, ha tenido la oportunidad de comprobar lo que puede llegar a intimidar un simple micrófono. Cuando trabajas al otro lado, se te olvida que el micrófono es la llave de una tribuna pública que escuchas miles de personas cada día. Sin embargo, el entrevistado no lo olvida y trata de que sus palabras se correspondan con lo que pretenden comunicar, aunque no siempre lo consiguen.
    He visto personas con un bagaje cultural y profesional inmenso a sus espaldas, temblar como niños ante el micrófono y, por el contrario, personas que tenían poco o nada que ofrecer a la sociedad, desenvolverse con una naturalidad aplastante.


P. ¿Qué significado tiene la vida para ti? ¿Has sentido en alguna ocasión que la vida se pasa en un abrir y cerrar de ojos? ¿Cómo crees que hay que vivirla aunque a veces parezca que no tenga sentido?
R. Claro que se pasa en un abrir y cerrar de ojos. Sobre todo cuando la vives en modo automático. Cuando haces las cosas sin pararte a pensar porqué las haces, tratando únicamente de responder lo mejor posible a lo que se espera de ti.
     Hace cinco o seis años, mi respuesta habría sido distinta, pero con la edad que tengo y tras muchos descalabros, creo que la vida hay que vivirla con la mayor sencillez y honestidad posibles. Sin demasiados apegos materiales, sin rencores ni resentimientos, sin juzgar a nadie y sin dar importancia a las críticas y sobre todo, aceptando lo inevitable.


P. Cada persona tiene una serie de ideas abstractas que definen su manera de comportarse y sus ideales. ¿Qué valores personales han guiado tu conducta a lo largo de la vida? ¿Qué significado tiene para ti la libertad y la solidaridad?
R. Pues he tratado siempre de hacer las cosas lo mejor posible, sin arrasar a nadie en mi camino. Siempre ha tenido en cuenta mis capacidades, pero también mis limitaciones. He fracasado muchas veces y, tras reconocer el fallo, he seguido adelante y, he cometido muchos errores, por los que también he pedido perdón a los perjudicados.
    Creo que este tipo de cosas, son las que de verdad hacen libre al ser humano. Libre y solidario, porque no se puede ser feliz, si los demás no lo son. Todos estamos conectados.


P. A lo largo de toda tu andadura profesional, ¿Qué noticia te ha resultado más difícil dar y cuál ha sido la que ha hecho que te sientas más orgullosa de las que has transmitido en antena? Si hoy tuvieras 30 años menos y comenzaras de nuevo a ser periodista, ¿Dónde te gustaría hacer tus primeras prácticas?
R. Sin duda, lo más difícil para mí ha sido contar las tragedias, la pérdida de vidas por causas diversas. Las noticias relacionadas con abuso de poder, corrupción...Los últimos meses fueron especialmente duros, con la pandemia de Covid en pleno apogeo, que puso de manifiesto lo mal que se habían hecho las cosas en las residencias de ancianos con un colectivo tan vulnerable como los mayores y, por otra parte, dejó al descubierto, las debilidades de nuestro sistema sanitario.
    Pero al mismo tiempo, me ha gustado mucho contar el esfuerzo titánico que han realizado los profesionales de ambos sectores, junto a todos aquellos que han colaborado para que esta guerra sin cuartel, nos afecte lo menos posible.
    Este es el mayor orgullo para mí, poder contar como hay personas que dan lo mejor de sí, para ayudar a los demás, ya sea trabajando más y mejor, cosiendo mascarillas y equipos de protección, repartiendo alimentos, como: Cáritas o Cruz Roja, atendiendo a transeúntes o acompañando a personas que viven solas.
    Si tuviera 30 años menos, no sería la que soy ahora. No sé dónde me gustaría hacer mis prácticas. Siempre me ha gustado la prensa, pero la radio me eligió y aquí me quedé. Tal vez le pidiera a algún corresponsal de guerra, que me dejara acompañarle por un tiempo, ja, ja, ja...


P. “Duermo con la vida y la muerte en la misma cama”, es un verso de la canción de Bob Dylan “I Contain Multitudes”. Supongo que todos nos sentimos de esa manera cuando llegamos a cierta edad. ¿Piensas a menudo en la mortalidad? ¿Somos todos los seres humanos frágiles cuando se trata este tema? ¿Te preocupa que lleguemos a un punto sin retorno, que la tecnología y la hiperindustrialización se opongan a la vida humana en la Tierra?
R. Desde hace unos años pienso mucho en la muerte, porque la he tenido muy presente. Pero ya no le tengo miedo, porque no creo que sea el final. Creo que venimos a este mundo con obsolescencia programada y nos iremos cuando nos llegue el día.
    Temer a la muerte nos hace frágiles ante los demás, sobre todo ante aquellos que viven abusando de sus semejantes. Nos atenaza a la hora de tomas las decisiones adecuadas y, en definitiva, nos impide vivir con el sosiego necesario. Nos resta libertad.
    Respecto a la tecnología, claro que me preocupa. Es un aspecto que debería facilitar nuestra existencia. De hecho lo está haciendo, sin embargo, como en otras parcelas de la vida, la codicia de unos pocos hace que la tecnología se vuelva contra el ser humano. No es un problema que deba mirarse desde otra perspectiva. Es capitalismo puro y duro. Las máquinas las programan los hombres, pueden servir para liberarlo de las tareas penosas, para llegar allí donde el ser humano no puede llegar. Pero no tienen por qué sustituirlo, ni condenarlo a la miseria. No tienen que envenenar ni destruir el planeta. Al final es una cuestión de riqueza mal distribuida y la sed de poder irrefrenable que tienen algunos.


P. André P. Guillaume Gide, escritor francés, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1947 escribió “todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a las que les precedieron y se retiraron” ¿Tenemos las personas mayores una tendencia a vivir en el pasado? ¿Es mejor adoptar la mentalidad de los jóvenes que no tienen pasado y viven de la realidad? ¿El futuro se ve mirando al pasado?
R. No creo que mirar el pasado sea solo cosa de mayores. De hecho, en mi opinión, uno de los problemas que tenemos los seres humanos, es nuestra tendencia a no vivir en el presente. Pensamos que el pasado fue mejor y hacemos planes constantemente, porque nos parece que seremos felices cuando superemos, tal o cual condición. Pero el futuro no existe y casi nunca resulta como lo planeamos
    Creo que el pasado nos ayuda a llegar al presente. Hay que tenerlo en cuenta, pero no darle más protagonismo del que tiene y, el futuro, ya lo he dicho, no existe. Como dijo John Lennon, “la vida es lo que te pasa mientras tú haces otros planes”. No sé si la frase es textual, pero en todo caso, es lo que quería decir.

P. Si pudiéramos ver nuestro futuro... ¿Querrías conocerlo? ¿Ha habido algún libro en tu vida que te haya hecho cambiar drásticamente tu visión del mundo?
R. No, no quiero conocer mi futuro, porque eso me distraería del presente. Me gustaría saber si las cosas van a ir bien, en general, pero nada más. En los últimos años han llegado a mis manos un conjunto de libros que me han hecho reflexionar sobre la vida después de la muerte y el más allá, que no es que hayan cambiado drásticamente mi visión del mundo, más bien lo que han hecho ha sido responder a las preguntas que me he venido formulando desde siempre.

P. La mentira ha existido siempre; el problema es que ahora hay fábricas donde se inventan deliberadamente para conseguir objetivos concretos. ¿Es ello el resultado de no tener capacidad de digerir la información? ¿Nos encontramos ante una sociedad muy escéptica, y, por el contrario, la más crédula? ¿Cuál es el porcentaje de riesgo para la sociedad la propagación de fake news o rumores?
R. Quizá el mayor problema hoy en día, es la facilidad con la que se difunden las noticias, incluidas las fake. Las redes sociales pueden ser una buena herramienta de comunicación, pero a su vez, la mejor herramienta para la desinformación y, lo que es peor, para la manipulación.
   Al final volvemos a lo mismo de siempre, los intentos de unos pocos por manipular a muchos con fines poco claros, por decirlo de manera suave. En la Antigüedad, los mensajes se difundían desde los púlpitos de las iglesias y, antes a través de los seglares. Había una gran limitación de tiempo y receptores. Ahora se puede difundir una noticia, real o falsa, en segundos, con las consecuencias que ello conlleva.

P. El escritor y periodista Álex Grijelmo decía que "las palabras son la ropa de nuestro pensamiento" ¿Es la voz el espejo del alma y un reflejo de nuestras emociones? ¿Qué tiene más importancia lo que se dice o cómo se dice?
R. Las palabras nos acercan a los demás, nos identifican y cómo las decimos, también. Solemos pedir a la gente que sea sincera con nosotros, pero no siempre somos capaces de recibir bien las verdades. Creo que la sinceridad no debe excluir las buenas formas a la hora de transmitir los mensajes, sean cuales sean.
   Y sí, la voz es un reflejo de nuestras emociones. No se puede transmitir de la misma manera cuando se está hecho pedazos por dentro. Además, en el caso de la radio, se produce un fenómeno, cuanto menos curioso. Hay personas que se enamoran del locutor/a por la voz. Lo idealizan hasta el punto de atribuirle una belleza física, que a veces no tienen, con la consiguiente decepción.

P. La radio es el medio de comunicación más utilizado en todo el mundo. Desde el descubrimiento de las ondas electromagnéticas durante el siglo XIX a los ‘podcast’ del siglo XXI, la radio ha transformado la sociedad moderna. ¿De qué manera la radio puede promover el diálogo y la paz? ¿Trabajar en la radio requiere una gran dosis de vocación y constancia?
R. La radio es inmediatez y exige disposición para contar la noticia durante las 24 horas al día. Es cierto que no trabajamos las 24 horas todos los días, pero si la actualidad lo requiere, lo hacemos. Buena prueba de ello es lo que está pasando ahora en La Palma, donde se encuentran desplazados todos los equipos de los medios de comunicación para contar la noticia, minuto a minuto. En el caso de mi empresa, Atresmedia, hasta Roberto Brasero se ha ido a La Palma, para colaborar.
   Es un medio muy hermoso, muy rápido y muy versátil. La revolución digital que estamos viviendo, permite que cualquier emisora de radio, se escuche en cualquier rincón del planeta, por alejado que esté y ha mejorado hasta niveles insospechados la calidad de la recepción. Esto la hace mucho más ágil y, si cabe, más válida para promover el acercamiento entre los pueblos.

P. ¿Piensas que a las sociedades siempre las ha moldeado más la naturaleza de los medios que utilizan las personas para comunicarse, que el contenido de la comunicación? ¿Está alimentando Internet un montón de fantasías y convertido las relaciones de personas que solo se comunican por WhatsApp, o redes sociales? ¿Estamos instalados en la época en la que la confusión gana al raciocinio?
R. No, creo que el contenido es lo que influye en las personas, aunque para llegar a ello se requiera poder acceder al medio. Es cierto que en la actualidad, la facilidad de acceso a internet y, como he dicho antes, lo fácil que es la difusión de mensajes falsos o interesados puede dar lugar a confusión y manipulación.
   Por otra parte, personas a las que les cuesta expresar sus sentimientos, cara a cara, se desinhiben tras la pantalla del móvil o el ordenador, de forma de confunden las redes sociales, con las relaciones personales, en detrimento de estas últimas.
   Hace unos años, me contaba un psicólogo la historia de una joven pareja que vivía en ciudades distintas. Su relación era apasionada, a juzgar por los mensajes de texto que enviaban a través del móvil, sin embargo cuando estaban juntos, eran incapaces de dirigirse la palabra.

P. ¿En general el periodismo se pregunta lo que la gente tiene derecho a saber, o solo lo que la gente quiere oír? ¿A qué está obligado un buen comunicador? ¿Es posible apostar por contar la verdad y conseguir triunfar?
R. Es una pregunta complicada porque el periodismo ha cambiado mucho en los últimos años. La obligación del periodista es buscar siempre la verdad. Contar lo que está pasando y porqué, caiga quien caiga. Sin embargo, la confluencia de tantos canales de comunicación, por un lado y la de gabinetes de prensa, por otro está distorsionando el mensaje y cuesta distinguir lo que es real, lo que es propaganda o, simplemente lo que es falso.
No creo que el periodista cuente lo que la gente quiere oír. Más bien pienso que algunas fuentes tratan de dictar lo que quieren que la gente escuche.

P. Dos décadas antes de que naciera internet, el filósofo Marshall McLuhan vaticinó la era digital y nos habla de los cambios en la forma de ver el mundo que se derivan de un medio de comunicación ¿Cuál es tu opinión sobre la revolución digital que vivimos en la actualidad? ¿Cuáles son tus predicciones respecto a lo que está por llegar?
R. Es difícil hacer predicciones a la velocidad a la que evoluciona la tecnología. Pero todo apunta a un mayor control del ser humano por el mal uso que se hace de ella, como ya he dicho antes.
   A nivel profesional ha facilitado mucho el trabajo de los medios de comunicación. También ha mejorado, de forma inimaginable, la calidad del sonido y la conectividad. Pero todo tiene sus contraindicaciones y, en este sentido, me produce un cierto vértigo, la rapidez con la que se produce todo, sin tiempo para la reflexión. En este contexto, la mítica frase: “calumnia que algo queda”, cobra más sentido que nunca, porque es probable que, a la velocidad que se transmite la información y sus consecuencias sociopolíticas y económicas, cuando se descubra una fake, las consecuencias sean ya inevitables.
   Por citar un ejemplo reciente, cualquier noticia positiva sobre las vacunas contra el COVID, en las fases previas a su salida al mercado, hacia ganar miles de dólares o euros a sus compañías. Al contrario ocurre lo mismo. Una noticia falsa, un comentario negativo sobre cualquier producto, puede hundir una empresa.

P. Hoy en día Facebook es uno de nuestros principales puntos de encuentro, Google es la biblioteca y el mundo virtual globalizado, una verdadera aldea global dominada por algoritmos que marcan tendencias e ideas. ¿Es posible que seamos una de las últimas generaciones de Homo Sapiens? Con el avance de la tecnología y el desarrollo de la inteligencia artificial ¿Estamos preocupados por tener que comprender la naturaleza de la nueva tecnología?
R. A quienes tenemos una edad, nos preocupan los cambios que se están produciendo y sus consecuencias. El manejo de aparatos digitales es muy tentador por lo fácil que resulta tener el mundo en nuestra mano. Ya nadie se aburre en la sala de espera del dentista o en la cola del banco, porque puede ver su serie favorita en el móvil. Nadie tiene que pegarse panzadas de biblioteca para realizar un trabajo. Podemos ver y hablar con nuestros amigos o familiares, desde cualquier parte del mundo.
   La cuestión es: ¿somos conscientes de que esa tecnología que nos hace la vida tan agradable, también es la causa de que los amos de las redes, conozcan hasta la talla de nuestra ropa interior, nuestros gustos de todo tipo, nuestra tarjeta de crédito y nuestras debilidades? ¿Sabemos si en futuro será posible, todavía un mayor control?
Nos preguntamos de qué manera se debería articular el uso de la tecnología, con la ocupación de mano de obra, para evitar que la robótica, deje a millones de seres humanos en la miseria.
   Creo que la tecnología es imparable y muy positiva, pero con el debido equilibrio para que sirva al ser humano y no al contrario.

P. Por un momento vuelves a Onda Cero, siéntate delante del micrófono y recomiéndanos qué lugares de interés artístico y patrimonial de Alcázar de San Juan hay que visitar.
R. Pues todos. Alcázar de San Juan es un lugar emblemático por su historia y sus paisajes. Yo soy una enamorada de la Mancha. De su horizonte infinito y de sus cielos al atardecer. El Cerro de los Molinos y las Lagunas, son perfectos para dejarte envolver por ambas cosas.
   Y, por supuesto, es apasionante conocer la historia de la Orden de San Juan, en El Torreón, la del Quijote en el Museo del Hidalgo cómo han ido transcurriendo los siglos en la iglesia de Santa María, cuyo Camarín, es siempre un placer visitar.
   Mención aparte es la historia ferroviaria de Alcázar de San Juan, porque ya se sabe que los trenes, no solo transportan personas y mercancías. También ideas, relaciones, cultura...

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