Entrevista a Ezequiel Sánchez-Mateos

Por Fructuoso López

Ezequiel Sánchez-Mateos es el alma de ‘Reserva y Cata’, una tienda de vinos fundada en 1997 con sede en el corazón de Madrid –calle Conde Xiquena, 13), cuya filosofía se basa en “contagiar la pasión por el vino a los clientes”. Hemos querido entrevistarle, no solo porque sea paisano, nacido en Alcázar de San Juan, sino porque Ezequiel es, utilizando una expresión de la tierra, un personaje del que “se puede cortar planta” (este concepto –nacido tras la filoxera- hace alusión a aquellas viñas que, según la experiencia de los agricultores, eran muy buenas y se recomendaban para sacar los sarmientos con los que injertar las plantas -el pie- que eran resistentes al ataque de la plaga, pero que no eran viníferas -las llamadas americanas-). Y si no, lean.

Teniendo en cuenta que lleva ya algunos años dedicado a la venta de vino ¿podría definirme cual es el perfil (o tal vez perfiles) actual predominante en el comprador de vino? ¿Cómo ha cambiado en los últimos años?

La verdad es que el tiempo pasa muy rápido y son ya más de 23 años dedicándome profesionalmente al vino.

Lamentablemente seguimos con uno de los consumos per cápita más bajos de Europa pero observo que cada vez hay más mujeres y jóvenes que se interesan por el vino. Eso implica que se dejan aconsejar y que cada vez se escucha menos aquella frase: “es que yo tengo hecho el paladar a…”

¿Qué demandan las personas que entran en su tienda? ¿Qué preguntan, qué tienen en cuenta a la hora de elegir un vino?

Las personas que, aquí podríamos utilizar el término SIC de mi querido Arturo Pardos: Sensibles Inteligentes y Cultas, dan el paso y entran en una tienda especializada, demandan sobre todo información y un trato personalizado. El precio sigue siendo un factor determinante pero es necesario empatizar con el cliente y compartir anécdotas y experiencias de vinos para tratar de intuir sus preferencias.

Cada vez hay más oferta de vinos distintos de calidad, a veces es difícil elegir. ¿Qué criterios tiene en cuenta a la hora de incluir un vino en su establecimiento?

Sin duda, somos unos privilegiados y estamos viviendo un momento interesantísimo a nivel de producción. Nosotros, desde el inicio de nuestra actividad, hemos catado todos los vinos que están a la venta en tienda, por lo que el primer criterio para incluir un vino es que nos guste. Después, tenemos en cuenta el precio y la zona de producción para tratar de ofrecer una representación varietal y geográfica lo más amplia posible. No podemos ocultar que tenemos cierta debilidad por los viticultores que miman el producto desde el campo.

Y como bebedor, ¿qué aspectos le interesan?

Ahora me interesan más los vinos sencillos, que transmitan la personalidad de la uva, del suelo y del clima. La perfección en el vino me asusta y casi siempre va ligada a un exceso de manipulación en los procesos de producción e incluso en el viñedo.

Afortunadamente creo que ya ha quedado atrás sustituir años de experiencia por años de crianza en barrica de roble nuevo.

¿Ha aumentado mucho la venta online o todavía la gente prefiere el trato directo?

En el momento en que estoy contestando a esta entrevista la venta en línea se ha disparado por la situación en la que nos encontramos. Yo creo que el pequeño comercio tiene los días contados y hay que acostumbrarse a las grandes plataformas de comercio electrónico. Incluso se han desarrollado catas virtuales a través de internet, con lo que, pasar por una tienda física a comprar y a compartir unos vinos con el personal especializado pasará a la historia.

De alguna manera, su labor es fundamental para que el “producto” llegue del mejor modo a quien se dispone a comprarlo. ¿Cree que el sector les ha tenido en cuenta adecuadamente? ¿Echa algo de menos?

Dentro del sector tengo que defender mi gremio, el de pequeños comerciantes que hemos sido constantemente ninguneados y utilizados según se movía el mercado. Por desgracia tenemos muy poco peso y no hemos sabido estar unidos para marcar estrategias comunes. Echo de menos madurez y respeto a los canales de distribución. Hay países muy potentes y desarrollados en los que el productor, importador o distribuidor no pueden vender directamente al consumidor final pero aquí no hay ninguna regulación al respecto.

Hace algunos años leí que Fernando García del Rio decía “ante el barroquismo del lenguaje de los expertos, el aficionado se siente intimidado y muchos acaban dándose por vencidos y llegan a pensar que saber de vinos debe ser algo reservado a unos pocos elegidos”. ¿Está de acuerdo?

No sé si Fernando lo recordará, pero impartió uno de los primeros cursos de cata que se celebraron en nuestra tienda.

 Estoy de acuerdo, la estética del lenguaje del vino puede resultar atractiva y sugerente pero si se abusa de ella se convierte en ridícula y excluyente.

En relación a este tema, me gustaría conocer su opinión sobre los famosos “puntos Parker” o de otros muchos sistemas de valoración que seguro conoce mejor que yo.

Como dicen los Eagles en Hotel California: “This could be heaven or this could be hell…”

Por un lado ha servido para atraer a muchos aficionados al mundo del vino. Nosotros los comerciantes podemos utilizar estas publicaciones como herramienta para vender más y mejor. Por otro lado, hay productores que no comparten la forma de evaluar y seleccionar que tienen los distintos responsables de las guías y una mala puntuación puede tener consecuencias negativas en la comercialización de sus vinos.

Cambiemos de tercio. Patrick Ramette dijo que la enología es emocional, empírica e irracional ¿qué te parece?

La enología es un conjunto de técnicas para la elaboración de vino, no?

Yo creo que un enólogo que escucha la tierra y la viña puede ser un poeta si consigue elaborar vinos que te lleguen al corazón.

Abundando en lo anterior, una magnifica e importante pianista manchega, Ariadna Castellanos, me dijo que el vino le parecía en muchas ocasiones “música liquida”…, y es verdad, yo soy de la opinión de que el arte como el vino no se ha hecho para comprenderlo, sino para sentirlo. ¿Qué te parece?

Una hermosa comparación. Sin duda Ariadna tiene un gran talento y sensibilidad y su música es un orgullo para todos los manchegos.

Comparto tu opinión, creo que el vino es el gran alimento al servicio de las sensaciones, emociones y, cómo no, de la gastronomía. Es cultura, es historia y, sobre todo, es alegría.

Bueno Ezequiel, antes de terminarnos la botella vamos a lo terrenal:  Dame algún motivo que tenga que ver con el poco consumo de vino en nuestro país, cuando tenemos una variedad de calidades con una relación calidad precio que muchos especialistas en el tema dicen ser la mejor del mundo.

Si tuviera la clave de lo que podríamos denominar “paradoja española”, en la que los habitantes del mayor viñedo del mundo tienen uno de los consumos más bajos, no te quepa duda de que estaría encantado compartiéndola contigo.

Intuyo que, entre otros factores, influye que no somos de los que valoran lo cercano y, como bien sabes, en prácticamente todas las zonas de la península ibérica se produce vino. La imagen rural del vino vinculada a gente mayor también ha mantenido alejados durante un tiempo a los más jóvenes. Por otro lado el cine y los medios visuales tampoco nos han tratado muy bien porque deberían incluirlo más a menudo en escenas de éxito social, tendencias, modernidad, diseño, estilo de vida saludable, etc., que es lo que representan nuestros vinos hoy en día.

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